Enrique Ponce corta dos orejas en su adiós a Gijón

Gines Marín cortó la última oreja de la feria y salió en hombros con Ponce

Le falta fuelle igualmente al sexto, pero este además tiene menos clase. Se inventa la faena Ginés, que tira de recursos y técnica, también de arrestos para cortar la última oreja de la feria y salir en hombros junto a Ponce

El último toro de la feria se llama Polvorillo, un castaño al que Ginés Marín lancea con facilidad, exhibiendo un buen juego de brazos

Roca Rey con la oreja del quinto, que lo volteó al entrar a matar

Tenía las dos orejas en la mano pero en el primer encuentro com la espada agarró hueso, se quedó en la cara y sobrevino una feísima voltereta. Se sobrepuso el torero, que volcó a pinchar antes de la estocada final. Pero la repercusión de lo vivido fue tan grande, que aún así, el público pidió una oreja

El toro tuvo buena condición, como a toda la corrida, le falto fondo. Roca Rey, defendió su estatus con uñas y dientes en una faena de ajuste milimétrico, de entrega desmedida, en la que no le quedó otra que pisar el terreno que el toro defendía para provocarle su arrancada. Fue una exihibición de raza, de autoridad y ambición que sobrecogió al cónclave. Porque al toro no le quedó más remedio que embestir

Después el éxtasis poncista salió el quinto, de nombre “Compañero”, toro de 495 kilos al que Roca Rey saludó rodilla en tierra

Apoteosis en la vuelta al ruedo de Ponce, después de cortarle las dos orejas al último toro que lidiaba en esta plaza

Un grito de júbilo a coro salió del tendido después de una gran estocada y cayeron las dos orejas

Brinda Ponce al público la última faena en esta plaza, una obra tremendamente emotiva, acompañada con los acordes de Caridad del Guadalquivir, que generó una atmósfera especial en El Bibio. Le faltó empuje al animal pero Ponce llenó la escena con maestría, los tiempos, dio pausas al toro para que se oxigenara, y sin apretarlo nunca consiguió muletazos sublimes. De una composición estética extraordinaria. El final, con su célebres Poncinas, le salió que ni pintado. Y el público se volvió lcoo

Salida al ruedo del cuarto, último astado que lidiará Ponce en El Bibio

El cuarto se llama “Rescoldito” y es el último toro que lidiará Ponce en El Bibio. Toro bajo, con desarrollo de pitón pero con tendencia a cerrar la cara. Muestra poco celo de salida

Gines Marín dando la vuelta al ruedo tras cortar la péleles oreja de la tarde

No terminó de romper en la muleta el animal de Cuvillo, noble y obediente pero falto de un tranco final. Ginés Marín anduvo tan inteligente como acostumbra, porque ante la imposibilidad de apretarlo, puso garra y fibra en casa pase, limpió el derrote final del toro en casa embroque y sobre todo lo mató superior. Una estocada de libro. Virtudes todas que canjeó por la primera oreja de la tarde

El tercero, corto de manos, estrecho de sienes, sale frío de chiqueros. Gines Marín trata de darle celo pero el animal deambula abanto por el ruedo en los primeros tercios

Fuerte ovación para el toro y para el torero, que recoge desde el callejón

Pero la espada no quiere entrar a la primera. Media un pinchazo antes de la estocada final, suena un aviso, y el público guarda los pañuelos. ¡Lástima!

Inicia Roca Rey su faena en los medios con pases cambiados por la espalda, prólogo de una faena edificada sobre la mano diestra pues por el lado zurdo el de Cuvillo se venía más por dentro. La obra llega mucho al tendido porque tiene la intensidad que da el ajuste, y después de un apretadísimo final entre los pitones, de dominio ojedista, el público se pone en pie.

Una pintura el melocotón que hace segundo. Bajo de agujas y engatillado de cuerna. Atiende por “Blanquito” y pesa 486 kilos. Vistoso saludo de Roca Rey, que alterna verónicas con chicuelinas.

Homenaje a Ponce en el paseíllo al inicio de la última corrida de la feria de Begoña.

Fuerte ovación para Ponce, que recoge casi desde los medios

¡Qué pena la espada! Dos pinchazos antes de la estocada definitiva le impide cortar trofeos

Ponce, de rodillas al final de la faena al primero

Toro noble, franco, no sobrado de pujanza, al que Ponce mide a la perfección. Sus muletazos tienen estética y al mismo tiempo sirven para no quebrantar al animal, porque lo conduce con temple y lo alivia al final del embroque. El final con ambas rodillas en tierra, muleteando al animal encajado, relajado, en estado de abandono, provocan un clamor.

Abre plaza “Dudosito”, un colorado recogido de testa, de excelentes hechuras. Lo saluda Ponce ganando terreno, con elegancia, hasta rematar más allá de las rayas de picar

Atronadora ovación para Enrique Ponce antes de que salga su primer toro. El maestro valenciano la recoge desde el tercio

Suena el clarín y salen los matadores al ruedo. Ponce viste de marfil y oro, Roca Rey de sangre de toro y oro y Ginés Marín de malva y azabache

Entradón en El Bibio para el último festejo de la Feria de Begoña