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AZAHARA VILLACORTA
GIJÓN.
Lunes, 27 de enero 2020, 01:17
Dueña de una carrera apabullante que la ha llevado de su Asturias natal a Hollywood con Yves Saint Laurent como referente, Sonia Grande (Oviedo, 1964) ha vestido a Meryl Streep («cuando me llamaron, pensé que era una broma») y trabajado con los más ... grandes del cine, de la última cinta de Woody Allen a Pedro Almodóvar. Una «locura de amor» por el séptimo arte que comenzó siendo muy joven (a los catorce años, ya dibujaba los personajes de las novelas que leía), que se ha plasmado en la gran pantalla en títulos tan potentes como 'Vicky Cristina Barcelona', 'Mar adentro', 'Los otros', 'Hable con ella' o 'Los abrazos rotos' y que la ha valido la Medalla de las Bellas Artes y un Goya por 'La niña de tus ojos', a los que la noche del sábado sumó un 'cabezón' más: el premio al mejor vestuario por su trabajo en 'Mientras dure la guerra', de Alejandro Amenábar.
-Sea sincera: ¿se lo esperaba?
-Bueno, todos los Goyas se esperan. Otra cosa es que te los den (Ríe).
-Se lo dedicó a sus maestros y fue breve, cosa que se agradeció.
-Es que, como profesionales del 'show business', deberíamos saber lo que es el ritmo, además de ser agradecidos.
-Una curiosidad: ¿dónde lo va a colocar?, ¿alguna excentricidad?
-No. Lo pondré al lado del otro: en el salón de mi casa, junto a los libros. Me parece que un Goya hay que tenerlo en un lugar destacado, porque es para sentirse muy orgullosa.
-Competía con otro asturiano, el avilesino Alberto Valcárcel, nominado por 'Paradise Hills'. ¿Había rivalidad o todo lo contrario?
-Había muy buen rollo. Alberto y yo tenemos muy buena relación y, encima, es asturiano, un chaval estupendo, muy cariñoso y con mucho talento, así que seguro que se lo dan en otra ocasión. No creo que tenga ningún problema.
-Ha trabajado mucho con Almodóvar y con Amenábar, los dos grandes protagonistas de la noche. ¿Tenía el corazón partido?
-Creo que las dos son grandes películas y que solo era una decisión de la Academia, porque las dos podrían haberse llevado el premio a la mejor cinta. Aquí de lo que se trata, al fin y al cabo, es de hacer buenas películas, que funcionen, que gusten, que llenen las salas y que tengas críticas tan buenas como estas. Y, en el caso de Pedro, además, con toda esa dimensión internacional que él tiene y que es buenísima para el cine español.
-En su diseño del vestuario de 'Mientras dure la guerra', los uniformes de personajes como Millán-Astray eran claves.
-Lo que pasa con los uniformes es que parece que son todos iguales, pero no. Son una cosa muy compleja que me dio muchos quebraderos de cabeza. Fue un poco lo de «con la iglesia hemos topado, Sancho», y tuve que estudiar mucho. Me ayudó el museo militar de Toledo, que me facilitó un montón de información. Hicimos una investigación muy profunda. La otra parte era saber qué años treinta queríamos recrear para esa España tan particular que retrata Alejandro, porque tú puedes construir esa década de millones de maneras distintas.
-Nada menos que con Unamuno como protagonista...
-Sí. Alguien extremadamente sobrio, español, elegante... Yo te diría que hasta severo. Entonces, la película tenía que tener todo eso en cuanto a texturas, a evitar lo superfluo. Fuimos a contenidos muy netos. Es una película muy austera pero muy trabajada al mismo tiempo.
-Y con Carmen Polo como secundaria.
-Yo creo que lo he hecho bien porque la familia no me ha llamado para quejarse (Ríe). Al margen de cualquier otra consideración, creo que era una señora muy elegante, que usaba mucho Balenciaga, que tenía medios para vestirse bien pero que también tenía un estilo propio. Lo cortés no quita lo valiente. En Asturias, hoy en día, hay personas también muy elegantes y con una facha bárbara. Tradicionalmente, el norte de España tiene mucho estilo vistiendo. Lo ves cuando estás en la calle. Este verano estuve en San Sebastián con Woody Allen y, comparado con Madrid, me parecía Francia. Realmente, hay una diferencia en cuanto a cómo se visten las personas según las zonas.
-Siempre defendió la presunción de inocencia de Allen.
-Y la justicia ya ha hablado. Está absuelto por dos tribunales norteamericanos por ese caso.
-La han llamado la «Sherlock Holmes del vestuario» y sé también que, para esta cinta, se fue a buscar tejidos de época en mercadillos de Alemania y Francia porque en España apenas se conservan.
-(Risas) Así es. La verdad es que, si te lo permite el presupuesto, hacer un par de viajes para mejorar la calidad de la película está muy bien.
-¿Su diagnóstico del sector?
-El cine español está pasando por un momento muy peligroso porque las plataformas están imponiendo su manera de hacer. Lo que se está produciendo, básicamente, son series, y esto es un riesgo enorme para el cine de autor. De eso habló Pedro Almodóvar en su discurso con más razón que nadie. Fue muy interesante que lo dijera ante el presidente.
-¿Cuáles son sus planes ahora?
-Hace muy poquitos días hemos terminado de rodar con Roland Joffé, el director de 'La misión', en Malta e Israel, y ahora empezaré a trabajar en una producción de aquí con un director estupendo que no puedo desvelar. Ojalá que también pueda rodar algún día en Asturias con Sergio G. Sánchez. A ver si se anima la producción allí. Me encantaría.
-¿Se lo ponen muy difícil los actores?
-Lo que es duro para un actor con el que a lo mejor nunca has trabajado anteriormente es llegar a un cuarto con un montón de personas en el que se tiene que desnudar y ponerse el traje del personaje. Todo este proceso es duro para un actor y para cualquier ser humano. Imagínate la situación. Así que hay que intentar que esa experiencia no sea tan traumática para ellos. Que sea lúdica, divertida, creativa, porque, de lo contrario, es un poco terrorífico.
-Menuda responsabilidad vestir a estrellas como Nicole Kidman...
-Es imposible que esa mujer te lo ponga difícil porque mide más de 1,80. En realidad, con esa figura, te lo pone muy fácil.
-¿Tiene algún intérprete fetiche?
-No soy nada mitómana. Hay un montón de ellos con los que me gustaría trabajar por su enorme talento. Creo que el resultado sería maravilloso porque, al fin y al cabo, nuestro trabajo es su parte externa. La conexión es muy estrecha.
-¿Y algún sueño por cumplir en el plano laboral?
-Llegar a cobrar una pensión del Estado (Risas). No, en serio: me gustaría mucho trabajar con Polanski.
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