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Pablo López, en el Auditorio de Oviedo. PIÑA

Pablo López desata la pasión en Oviedo

El cantante malagueño ofreció un concierto en el Auditorio de la capital asturiana con lleno absoluto

D. MEDRANO

OVIEDO.

Sábado, 30 de junio 2018, 02:10

Desde que participara en la sexta edición de 'Operación Triunfo' (la ganadora fue Virginia Labuat), el éxito le ha venido solo. El malagueño Pablo López recorre España con su disco 'Camino, fuego y libertad'. Ayer actuó en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, con lleno ... absoluto y todas las entradas vendidas por anticipado. Y triunfó antes de empezar el concierto. Hasta cuatro veces se le ovacionó para que saliese, puesto que ya pasaban quince minutos de la hora. Y las ovaciones se transformaron en pasión desatada ya con la primera canción.

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El piano es su mejor aliado, pero lo golpea con el puño, lo patea, lo utiliza como un instrumento de rock. Y engancha al respetable con temas como 'El Patio', uno de los 'hits' del disco. Es baladero, pero destacan algunos su acercamiento al llamado sonido 'Coldplay': voz clave en los momentos agudos, lírico uso de las repeticiones («Solo quiero te que vayas», especialmente acompañado en su concierto de ayer) y los explosivos contrastes entre momentos intimistas y aquellos otros de descaro, muy aplaudidos por sus incondicionales. Al grito de «Asturias libre», habló de que «definitivamente me he vuelto loco. La libertad hay que ganarla, sean libres, libres, libres... bendita locura».

Después, la gente en pie aplaudía cada tema, bailando y saltando. Ovación tras ovación, entre luces ámbar y amarillas sobre un escenario de tonos azules, tras él y su banda se proyectaban siluetas con figuras tales como un tirachinas, grafías japonesas, alas alegóricas de la libertad... Y hubo varias dedicatorias, a su madre, a la ciudad, a su gato... «Mi gato es mucho mejor persona que yo», confesó. Y fue desgranando un disco político, con referencias al futuro incierto, la palpable deshumanización contemporánea, en un ambiente introspectivo y reflexivo que se transformaba en ramalazo rockero. Minimalista, cercano, contundente y preciso, ayer hizo vibrar a un auditorio Príncipe Felipe lleno a rebosar y entregado a su ídolo.

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