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M. F. ANTUÑA
GIJÓN.
Martes, 9 de julio 2019, 00:13
La minería asturiana ha muerto. Pero su memoria aún está viva: «Vamos a ver, normalmente quien dirige una mina son los ingenieros, debajo están los capataces, que son los que distribuyen mineros y suboficiales, que son los vigilantes, aquí está todo organizado estilo mili». Lo explica Enrique Rodríguez, que trabajó en la Mina Coto Musel y cuyas palabras y las de otros colegas hablando de posteadores, picadores, ayudantes y barrenistas se recogen en la web patrimoniuindustrial.com, una puerta abierta al pasado asturiano en la que se documenta ese patrimonio a varias bandas. Hay fotografías, hay vídeos, hay textos escritos por expertos de la Universidad de Oviedo y de diferentes ámbitos y están los testimonios orales de quienes saben qué es y qué fue la industria.
La minería es solo uno de los apartados de esta web que localiza los espacios industriales de la región y que ha contado con el trabajo de una treintena de profesionales del patrimonio industrial, el cine, la fotografía, la historia del arte, la arquitectura, el diseño, la programación web y el periodismo. En español y en inglés, se difunden 300 piezas audiovisuales, el trabajo de 18 investigadores, un millar de hitos de la historia industrial y un centenar de testimonios de trabajadores.
«Vestigio y objeto de la memoria colectiva», como lo define Miguel Ángel Álvarez Areces, presidente de Incuna, el patrimonio industrial es un bien cultural que incluye: «Edificios, máquinas, utillaje, objetos, archivos, infraestructuras productivas, viviendas, servicios funcionales en los procesos sociales y productivos, así como las formas de ver y entender la vida ligadas a aquellos». En definitiva, «un universo que desborda los objetivos fundacionales de la arqueología industrial para crear otro concepto donde todo tiene cabida».
La definición de Álvarez Areces es certera y resume a la perfección todo el contenido de la web, que se subdivide en cuatro temáticas: minería, industria, transportes e inmaterial. En el segundo apartado, por ejemplo, cobran especial protagonismo las fábricas de armas. «La guerra de la Convención contra Francia, la presencia de mineral y la canalización del río Nalón serían los tres factores determinantes para que a finales del siglo XVIII se instalase la fábrica de armas de Trubia, además de la de Oviedo», escribe el geógrafo Antonio Huerta Nuño.
Las centrales de Edp, las plantas siderúrgicas, las químicas y otras industrias encuentran igualmente acomodo en una web que viaja en tren y en barco, que se detiene en estaciones y puertos. «A partir de mediados del siglo XIX, el Principado de Asturias albergó una extensa red ferroviaria, nacida al calor de la industrialización, que nos ha legado un singular y valioso conjunto patrimonial de arquitectura e infraestructuras», escribe Guillermo Bas Ordóñez.
Las aportaciones son múltiples y se detienen también en otros espacios, con las viviendas construidas ad hoc para albergar trabajadores. Se habla de asentamientos específicos o poblados como el de Bustiello y también de cómo las viviendas de obrero se fueron asentando sobre las tramas urbanas.
Todo lo que tiene que ver con la industria se documenta de forma meticulosa en una plataforma que ahonda en la historia del movimiento obrero y que si hoy localiza 300 enclaves nace con el ánimo de vivir en un proceso de actualización continúa que le hará llegar antes de que finalice el año a los 600.
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