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Balbín y su mujer, con uno de sus perros, Tao. IÑAKI MARTÍNEZ
'La Clave': el programa que hizo historia lejos de los gritos

'La Clave': el programa que hizo historia lejos de los gritos

En pleno posfranquismo, trataba temas como el marxismo, el aborto o la homosexualidad en debates pausados y respetuosos

A. VILLACORTA

GIJÓN.

Domingo, 24 de junio 2018

El próximo 19 de agosto, el maestro de varias generaciones de comunicadores José Luis Balbín celebrará su cumpleaños número 78 en Asturias. Porque, como declaraba en su última entrevista concedida a EL COMERCIO, su vida ha sido la de un trotamundos, «siempre de acá para allá». «He sido feliz en casi todos los países donde he vivido, pero nunca he olvidado mis raíces asturianas y nunca he dejado de pasar largas temporadas en mi tierra. Hace veinte años encontré en Cudillero la casa con las vistas que llevaba años buscando. Vivo a caballo entre Madrid, donde está parte de mi familia y mis mejores amigos, y Asturias, donde están mis raíces, el resto de la familia y mis amigos de la infancia», recordaba entonces.

Con ese espíritu de encuentro, de tendedor de puentes, Balbín levantó 'La Clave', un programa nacido al calor de la Transición, una 'rara avis' que marcó un antes y un después en la televisión española. Un espacio en el que en cada emisión se apostaba por un único tema. Primero, se emitía una película. Luego, se organizaba una tertulia. Y, finalmente, Balbín recomendaba algunos libros por si alguien quería profundizar un poco más.

Esta fórmula se mantuvo intacta durante su primera etapa -en RTVE y cuando alcanzó su momento de mayor popularidad-, entre 1976 y 1985. Pero, cuando Antena 3 rescató el formato, de 1990 y 1993, eliminó la película -ya en 1992- y apostó directamente por la charla. Un debate, en todo caso, pausado, respetuoso y alejado de los gritos con los que se despachan muchas de las tertulias actuales, plagadas de Indas y Marhuendas, que al periodista asturiano -Premio Nacional de Televisión, Hijo Predilecto de Pravia, miembro de Honor del Colegio de Periodistas de Asturias- no le interesan en absoluto. «Principalmente, porque se atropellan e increpan verbalmente los unos y los otros y no hay quien se entere de nada».

Otra de las señas distintivas de 'La Clave' era su pluralidad. Y la prueba es que en ella tuvieron cabida personajes de todo pelaje, desde comunistas como Carrillo, Pasionaria o Líster hasta franquistas como Fernández de la Mora, Jesús Fueyo o Blas Piñar, pasando por socialistas como Alfonso Guerra y anarquistas como Federica Montseny. De Gustavo Bueno a Severo Ochoa o Lola Flores pidiendo que, una vez muerta, le metieran en la caja la bata de cola, en 400 entregas se pudo ver de todo. Políticos, intelectuales y folclóricas mezclados sin complejos. Mucho, muy bueno y con valentía. Solo hay que echar un vistazo a aquellas entregas en las que, con la muerte de Franco todavía muy reciente, se atrevieron a tocar asuntos tan espinosos como el aborto, la reforma del Código Penal, la situación de las autonomías, la legalización del PCE, las drogas, la pena de muerte, el marxismo, la homosexualidad, la OTAN o el Opus Dei. Todo un soplo de aire fresco para una España que se desperezaba entre el humo de los pitillos y la olorosa pipa del 'dandi' praviano. Hay quien dice que, con ella, la democracia se hizo más fuerte.

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