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Álvaro Fernández Armero, ayer, entre billetes. JOSÉ SIMAL
«Me da rabia que los asturianos no sepan venderse»

«Me da rabia que los asturianos no sepan venderse»

Álvaro Fernández Armero, cineasta: «Gijón, con buen tiempo, es una cosa que no se puede creer. Me ha dejado imágenes en la cabeza para toda la vida»

A. VILLACORTA

GIJÓN.

Jueves, 21 de noviembre 2019, 01:11

Álvaro Fernández Armero (Madrid, 1969) es el realizador del momento, el hombre que acaba de reventar la taquilla con su última peli, 'Si yo fuera rico', rodada en Gijón, Salinas, Xagó y Verdicio y que ayer se presentó en el FICX. La historia de un joven en apuros que, de la noche a la mañana, se vuelve asquerosamente rico rodada por un cineasta que presume de ser «medio asturiano» y que ha colado en el guion unos cuantos 'mecas' y 'mecagunmimáquina'.

-Con 2,1 millones recaudados en un plis, ¿va camino de hacerse rico?

-(Risas) Yo no me voy a forrar, pero la película va camino de ser un taquillazo importante. Aunque no me esperaba un arranque así.

-¿Le gustaría forrarse?

-Sí que me gustaría tener mucho dinero, pero no es algo que ambicione. Aunque parezca un tópico, si tengo que poner algo en el número uno de la lista, yo tengo claro que es la salud. Pero a mucha distancia del resto.

-Tengo entendido que la peli tiene una parte de crítica al consumismo.

-Es que la sociedad ha llegado a un nivel de consumismo brutal. Yo me siento también parte de él, pero la verdad es nos han educado para ser ratones consumidores. Para consumir y consumir como único objetivo en la vida. Ahora quiero este Iphone y ahora me compro esto en Amazon...

-Usted conoce bien los rigores de la crisis...

-Sí. Tuve mi año en blanco, de crisis. Además, para más inri, con mi hijo recién nacido. Son etapas en la vida. Pero ahora me toca una etapa buena y pienso aprovecharla a tope.

-Con una historia que plantea un dilema.

-Así es. El debate moral es: «Si te toca la lotería, ¿lo dices o no?». Y, además, si eres alguien que se está separando, ¿le darías la mitad a alguien que ya no forma parte de tu vida? Luego, cuando he ido preguntando por ahí, la mayoría de la gente me ha dicho: «¿Pero dónde está el debate? ¡Claro que no repartiría!» (Carcajadas).

-¿Y usted que haría?

-Me quedaría a la expectativa, pensando: «A ver a quién se lo digo, cómo y cuándo». Me costaría llevar una doble vida, pero compro la idea de no contarlo (Risas).

-¿Cree que el hecho de que la gente se identifique con la trama ha ayudado a su éxito?

-Creo que una de las claves es que ha llegado en un momento en el que la gente necesita una vía de escape. Que es la única comedia en la cartelera en un momento de cierta crispación.

-¿Comedia frente al drama patrio?

-Yo, más que como un drama, veo a España como una comedia berlanguiana. Berlanga nunca falla (Ríe).

-¿Está cada vez más crudo hacer humor?

-La comedia necesita entrar en terrenos que no siempre son cómodos para hacer reír. Por ejemplo, aquí hacemos humor con el sobrepeso y yo no me excluyo. Es decir: si me ven a mí entenderán que soy parte del colectivo (Risas).

-¿Le han criticado?

-He leído en Twitter que ha habido gente a la que no le ha hecho gracia. Pero es que hay una ola de puritanismo y de corrección extrema.

-¿Cómo se le ocurrió localizar su cinta en Gijón?

-Necesitaba una ciudad mediana, donde, a poco que te despistes, estés muy cercado por las miradas de los demás. En Madrid no tiene mucho mérito esconderte si te toca la lotería, pero en Gijón tienes que hacerlo muy bien para que el vecino no se entere de que estés forrado de un día para otro.

-Una región que ya conocía profesionalmente por 'Doctor Mateo'.

-Sí. Y, encima, mi padre es de Infiesto, igual que toda la rama paterna de la familia. Así que, aunque nací en Madrid porque tenía trabajo allí, al poco vinimos a vivir a Villaviciosa, aparte de veranear aquí desde que nací. En Lastres y en Amandi. Mi hermano, de hecho, tiene una casa rural aquí. Así que me hacía mucha ilusión intentar captar la manera de ser de los asturianos y retratar Asturias.

-¿Y cómo somos?

-Yo creo que sois gente introvertida y muy noble. Y me da rabia que el asturiano no tenga la voluntad de venderse, no tiene un buen marketing, no tiene interés en venderse como puede tener un vasco. Aunque también es verdad que a lo mejor no hace falta que venga más gente, porque este sitio increíble que es Asturias se masificaría (Risas).

-Vamos, que se ha enamorado.

-Es que Gijón, con buen tiempo, es una cosa que no te puedes creer. Un día, quedamos todo el equipo al final del Muro. Era octubre, la temperatura era perfecta y recuerdo que pensé: «Esto es lo más parecido a la felicidad que he vivido en mucho tiempo». Me ha dejado imágenes en la cabeza para toda la vida.

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