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AZAHARA VILLACORTA
GIJÓN.
Jueves, 2 de septiembre 2021, 03:43
De las 3.000 películas que llegan cada año al Festival Internacional de Cine de Xixón (FICX), su director, Alejandro Díaz Castaño (Bimenes, 1979), ve ... alrededor de un millar. Una tarea que, desde hace veinte meses, concilia con la crianza de su hija y a ella parece que le gusta, porque, además de quedarse hipnotizada frente al proyector con el cine tailandés, «el otro día dijo Apichatpong». El nombre de pila de 'Joe' Weerasethakul, uno de los laureados realizadores al que el festival ha dedicado una retrospectiva. Y a su padre, claro, se le cae la baba: «No soporto 'La patrulla canina'».
-La edición número 59 del FICX encenderá el proyector del 19 al 27 de noviembre. ¿Cómo será?
-Estamos muy ilusionados con que vuelva la presencialidad. Y mantendremos también una parte de la oferta 'online' aprovechando las herramientas que se desarrollaron el año pasado. Queremos a toda costa aportar lo que podamos para recuperar la costumbre de ir a las salas. Entendemos que hay gente que pueda tener miedo o a la que le dé respeto meterse en un lugar cerrado, pero, mientras se mantengan las medidas de seguridad, no se conocen muchos casos de contagios en un cine o en un teatro.
-¿Ya bastantes pelis vemos desde el sofá?
-Hombre, es fácil caer en la tentación de tenerlo todo a un clic en casa y, además, todo el mundo tiene cada vez mejores equipos, así que puedes verlo con una calidad estupenda y pausarlo cuando quieras. Pero la idea de ir a un espacio a compartir con más gente un visionado, el poder tener allí al director o directora de la película, es insustituible. Tenemos que cuidarlo mucho.
-¿Cuántas cintas se podrán ver 'online' en este FICX?
-Entre un 20 y un 25% del total. Si la cosa presencial se tuerce, podría ser un porcentaje mayor.
-En todo caso, con los aforos restringidos, las entradas a las salas estarán muy cotizadas...
-Ojalá que sí. La verdad es que todo dependerá de hasta dónde puedan llegar los aforos. Estamos a expensas de los que nos diga la Consejería de Sanidad y, cuando nos vayamos acercando a la fecha de inauguración, le mandaremos nuestra propuesta definitiva. A ver si tenemos suerte y no hay otra ola que coincida con el festival, como el año pasado. Esperemos que se mantengan como hasta ahora porque, si se reducen mucho, podría haber mucha demanda y poca butaca para el público. Pero la cuestión es ofrecer muchas películas y actividades interesantes, de manera que, si no hay entradas para algo, la gente pueda ir a otra cosa.
-¿De ello también dependerá que cuadre un presupuesto que ronda los 900.000 euros?
-Sí. Trabajamos con la incertidumbre respecto al presupuesto final, porque el FICX tiene una taquilla muy alta. De hecho, en 2019, obtuvo uno de los resultado más altos de su historia: más de 130.000 euros. A nosotros, una reducción de aforos nos supone decenas de miles de euros y lo más perjudicial sería que hubiese un cambio en cuanto a las restricciones durante la propia celebración del festival.
-¿Sueñan con más fondos?
-Si que nos gustaría tener un aumento de las líneas de financiación a nivel regional a medio plazo, porque ahora hay proyectos que se quedan fuera y es una pena. Pero entendemos que, con la pandemia, pueda haber otras necesidades.
-¿Mantendrán las sedes o han pensado en ampliarlas para compensar las limitaciones?
-Las mantendremos y redimensionaremos la programación.
-¿En qué sentido?
-Queremos no ir tanto a acumular películas y películas, sino a reducir un poco la programación, porque tuvimos algunas experiencias que así nos lo aconsejan. Por ejemplo, en 2019, pasó por Gijón Carla Simón presentando un corto y mucha gente ni siquiera se enteró, porque como había tanta oferta... Podemos caer en la contraprogramación y queremos evitar eso, porque hay gente que nos dice que se estresa de tanto como hay. Y, sobre todo, exprimir al máximo cada película y que cada una pueda tener su espacio y encontrar a su público. El problema también es que no podremos hacer tantas proyecciones como hacíamos por el asunto de la ventilación. Por ejemplo, en 2019 hacíamos cinco sesiones diarias en el Jovellanos y ahora calculamos que podemos hacer tres.
-En la edición del año pasado, un reportaje pagado desató la polémica. ¿Le dolieron los ataques?
-Las críticas hacia mí creo que van en el cargo y puedo aceptar cualquiera, pero sí me parecieron dolorosas las críticas al equipo, porque hicieron un trabajo increíble. De hecho, muchos festivales no pudieron ni siquiera realizarse. Y tampoco me pareció que todo aquello se correspondiese con el festival que vivimos en las oficinas ni con el que vivió el público.
-¿No volverá a repetirse?
-Llámame clásico, pero prefiero que los reportajes pagados no vayan en contra del trabajo del equipo. Intentaremos que sean para poner en valor sus logros.
-En 2020 también desapareció el Premio Nacho Martínez. ¿Regresará al programa?
-El fallecimiento de Jaime Herrero hace muy complicado poder seguir dando ese premio. Él siempre había diseñado la estatuilla e incluso, en algunos casos, la había entregado. No podemos sustituir eso y hacer que el premio siga teniendo el mismo valor. Nos parece que ha cumplido una misión extraordinaria, pero, por el momento, no tenemos pensado seguir dándolo. El resto de galardones (Isaac del Rivero y Mujer de Cine), sí, aunque estamos pendientes de que los premiados puedan estar aquí. Tenemos a gente que hace dos años estaba encantada con la idea, pero que ahora tiene miedo o problemas logísticos para viajar.
-Lo que sí estará, por vez primera, es la Academia FICX.
-Sí. Es la gran novedad, un proyecto para darles a los jóvenes asturianos herramientas para hacer el cine que se puede hacer aquí. Un cine independiente, de autor, con pocos recursos pero con mucho aprovechamiento. Al final, serán dieciocho alumnos y alumnas. Tuvimos más de treinta solicitudes, dejamos a gente fuera y nos dio mucha pena, porque hay mucha ilusión. Es un proyecto pionero que a lo mejor sirve para crear una escuela de cine.
-Y para terminar: si este FICX fuese un género cinematográfico, ¿cuál sería?
-Podría ser un thriller que acaba en comedia. La parte de thriller la pone el no saber exactamente qué vamos poder ofrecer en cuanto a presencialidad. Y la comedia sería que, al final, estamos todos contentos y felices porque ha salido todo bien.
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