«Estoy en una nube desde los Goya»

Pasaron los meses –y la pandemia– hasta que recibió la noticia de que la habían elegido para trabajar en la serie 'Alma', de Sergio G. Sánchez. Aquella experiencia la llevó a que, tiempo después, le propusieran formar parte de la película de Bayona y ni se lo pensó: «Directamente les dije que dónde tenía que firmar», se ríe.

Empezó así su aventura como tercera ayudante de dirección, un puesto en el que le tocó «hacer de apoyo al primer y al segundo ayudante dentro del set», cuenta. Y eso significaba tener que «dar indicaciones y marcar acción a los actores, coordinar con los diferentes departamentos los cambios de maquillaje, peluquería y vestuario y acompañar al elenco», enumera.

Además, al ser una película «muy especial», Patricia también tenía que «acompañarlos en la telecabina hasta la subida a la montaña y hacer que los actores se sintieran cómodos». Y eso que no siempre es fácil porque esta gijonesa aún recuerda cuando tuvieron que rodar la escena de la avalancha, «una de las secuencias donde peor lo pasaron los actores», asegura. «Entre todo el equipo, les tirábamos paladas de nieve y, cuando cortábamos la toma, todos corríamos a secarlos y a ponerles bolsas de agua caliente».

Está claro que no es nada fácil rodar en Sierra Nevada, donde tuvieron que pasar cuatro meses. «Notábamos mucho la altitud, de hecho, hubo muchos compañeros que sufrieron el mal de altura y los mandaron regresar a Granada y volver una vez se hubieran recuperado». Y ese no fue el único problema porque, «con el cambio climático, al llegar a grabar en enero de 2022, no nevaba», rememora. «Tardó en llegar la nieve y, cuando lo hizo, apareció aquella calima que vino desde África, que lo cubrió todo de marrón. Era un desastre».

No es fácil rodar en esas condiciones climáticas, aunque ellos tuvieron la suerte de poder contar con «tres réplicas del avión», apunta. Una de ellas estaba en un olivar, donde tenían «una plataforma muy grande, que podía subir y bajar el avión». Ese invento les servía para «simular momentos de avalancha, en los que el aeroplano tenía que estar prácticamente cubierto por la nieve».

Eran muchas las exigencias que había que cumplir para que todo saliera perfecto, a la altura de un director como Bayona, un hombre que, durante el trabajo, «está a lo que hay que estar», cuenta Patricia. «Como todos los genios, estaba centrado en la película», prosigue, al tiempo que celebra el «buen equipo» que hicieron durante esos cuatro meses, en los que casi se convirtieron «en familia».

Y esa familia volvió a reunirse en la gala de los Goya, en Valladolid, donde se llevaron doce galardones. «Yo estaba en una nube y aquí sigo», confiesa flotando la gijonesa. No es para menos porque «esa ceremonia va a ser muy difícil de superar». Ella tuvo la suerte de poder acceder a la gala y promete que fue «una experiencia» memorable porque, además, no contaba con que fueran a ganar tantos trofeos. «Cuando la estábamos grabando, pensábamos que la película tendría repercusión por ser de Bayona, pero no imaginábamos que fuera a pasar esto. Estamos contentísimos con la acogida que está teniendo entre el público».