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Sábado, 18 de diciembre 2021, 17:35
Amiga y compañera de Verónica Forqué, Silvia Abascal no se ha querido quedar callada ante la trágica muerte de la actriz, que se suicidó en Madrid el pasado lunes. La también actriz ha colgado un duro mensaje en sus redes sociales en el que expone su opinión sobre lo que se pudo ver en uno de los últimos trabajos de Forqué, su participación en el programa Masterchef.
«Nadie ha matado a Vero. Ha sido ella. Su decisión. Necesidad de paz y descanso que vuela respetablemente por encima de nuestro dolor», dice la actriz madrileña, de 42 años.
«Yo sí he visto su participación en el programa», señala Abascal, quien sostiene que «con respecto a Vero lo he hecho tapada entre cojines de tristeza y pudor; de incomprensión. Resignada en el ya está grabado pero sin dejar de plantearme su exposición».
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«No hace falta conocerla desde hace casi 30 años, ni ser un profesional médico para al verla, darse cuenta de que no estaba bien. No entendía cómo se la permitía participa ni continuar en lamentables y evidentes condiciones», reflexiona Abascal.
«Ella quería, vale. Pero ante el poder de decisión que se tiene sumergido en el desequilibrio, ¿qué poder de decisión tenemos los demás? Sin entrar ni en problemas de salud mental. No entendía por qué en ediciones anteriores, salidas o comportamientos infinitamente menos cuestionables fueron 'penalizados' al momento y no en esta ocasión. Tuvo que ser Vero la que dejara su participación por propia voluntad. ¿Le correspondía a ella esta decisión o a nosotros? No dejo de preguntármelo», escribe Silvia Abascal.
«No me convence todo lo que se ha reído y lo feliz que ha sido durante su participación. Nadie se agota de ser feliz. A lo largo de su camino, entre muchos viajes a la India y maestros, profundizó en el yoga y en la meditación. Luminosidad y espiritualidad fueron dos de sus sellos. ¿Cuál era el sentido de hacer parodia de esto? Tampoco lo entendía. Menos dándose de bruces con el que era su estado actual».
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Abascal expone: «He leído comentarios salvajes, despiadados en las redes y su propio muro. He contenido las ganas de responderlos no por la saludable recomendación de no entrar en ello, sino porque mi respuesta pudiera sumar en ella más dolor».
«Mientras los leía pensaba en cómo estaría gestionando toda esa virtual lapidación», señala Silvia Abascal. «No me atreví a volver a escribirla, desde hacía un tiempo no contestaba a mis mensajes. Me duele en lo más profundo la idea de que se haya ido pensando, sintiendo… que habiendo sido una de las actrices más queridas, había pasado radicalmente a estar en el lado contrario», añade.
«El foco no está en las caras visibles del programa; compañeros y presentadores. Sino en las invisibles; las cabezas pensantes que lo crean y las que lo consumen. Insisto: yo sí lo vi. Yo sí compartí con muchos amigos y compañeros esta absoluta incomprensión sin despertar del letargo. Sin plantearnos ni por un segundo la posibilidad de que se pudiera frenar. De por lo menos intentarlo. Hoy me pesa y me duele por todas las partes», abunda la actriz.
«La responsabilidad de este horror de desenlace no pasa ni por asomo por un concurso y los comentarios generados. Está claro. Pero igual de claro es, que como profesionales del medio o espectadores… como seres humanos, seamos conscientes, responsables, de que la falta de límites en la exposición y el insulto no ha ayudado ni ayudará nunca en el delicado proceso de un trastorno y su recuperación. Individual y colectivamente; reflexión, autocrítica, aprendizaje. No podemos volver a quedarnos horrorizados de brazos cruzados y en la sombra. No puedo», finaliza Abascal.
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