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La actiz Aitana Sánchez-Gijón. :: EFE
Aitana Sánchez-Gijón: «Si Asturias me adopta, sería muy feliz»

Aitana Sánchez-Gijón: «Si Asturias me adopta, sería muy feliz»

La actriz encarna el papel protagonista en 'La vuelta a casa de Nora', que hoy se representa en Langreo y mañana en Gijón

ALBERTO PIQUERO

Viernes, 19 de octubre 2018, 04:12

Comenzó bajándose al moro (la comedia cinematográfica de Fernando Colomo), paseó por las nubes al lado de Keanu Reeves y fue la camarera del Titanic a las órdenes de Bigas Luna, triunfando en la gran pantalla, en la pequeña y en el teatro. Además, Aitana Sánchez-Gijón tuvo la responsabilidad de presidir la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas a finales de los 90. Hoy estará en el Teatro de la Felguera (20.15 horas) con la obra del norteamericano Lucas Hnath, 'La vuelta a casa de Nora (Casa de muñecas 2)', trayendo al presente el clásico de Henrik Ibsen, que ha tenido una excepcional acogida en Broadway la pasada temporada. Mañana el escenario para la misma representación será el gijonés Teatro Jovellanos (20.30 horas). Aitana concierta la entrevista para primera hora de la mañana, en la que ya está muy despierta.

-¿No se supone que los artistas se despiertan a mediodía?

-(Risas) Eso es un mito. Madrugamos más que la mayoría de los humanos. Ayer mismo me levanté a las seis de la mañana para una grabación televisiva.

-Su nombre, Aitana, se lo pusieron porque era el mismo de una hija de Rafael Alberti, la cual fue su madrina de nacimiento. ¿El destino artístico estaba marcado en un contexto así?

-No creo que el entorno fuera tan determinante... Mi padre era profesor de Historia y mi madre de Matemáticas. Fue cuando mi madre me envió a clases de teatro extraescolares cuando comencé a apasionarme por esta profesión. Aclaro que la hija de Alberti no fue madrina de bautizo, pues yo no estoy bautizada, mis padres no creían en esas cosas.

-¿Nació en Roma a causa del desapego de su padre por el régimen franquista?

-Bueno, en principio, mi madre era italiana; pero mi padre tenía algo más que desapego por la dictadura, había sufrido cárcel y arresto domiciliario y se encontraba en el exilio. Pudo volver unos días cuando falleció mi abuelo, antes del regreso definitivo.

-En esta ocasión, trae a Asturias lo que puede considerarse una continuación actual de la conocida obra de Henrik Ibsen, 'Casa de muñecas'... ¿Qué motivo hay para resucitarla?

-Entre otros, su personaje principal, Nora, una de las primeras mujeres que se atrevieron a dar un portazo a la familia patriarcal. En la obra, transcurren quince años desde aquella desaparición, que en realidad pueden ser los ciento cincuenta que han pasado desde que la escribió Ibsen.

-Ibsen es el autor dramático no contemporáneo más representado. ¿A qué se debe?

-Yo creo que obedece a que como otros autores, Shakespeare o Chéjov, mete el dedo en la llaga, creando personajes poderosos y de una gran humanidad, fieles a sí mismos, que enfrentan un dilema moral, personal o social, porque lo personal también es político.

-¿Qué dificultad ofrece para su interpretación?

-Es un permanente combate de boxeo, en un salón-cuadrilatero, donde Nora se enfrenta al resto de los personajes, de uno en uno, que la masacran, mientras ella esgrime sus razones. La decisión de abandonar a su familia y encontrar su propia voz era irrenunciable porque en otro caso se hubiera muerto. La dificultad es alcanzar esa profundidad y darle verosimilitud.

-Ha sido presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas. ¿Por qué ha habido tantas dimisiones en ese cargo?

-Es como ser presidente de una comunidad de vecinos, un servicio complicado por el que no te pagan nada. El colectivo es diverso y hay muchos intereses en juego. No es fácil, de modo que no me presenté a la reelección. Logramos algunas cosas, pero también hubo disgustos. Personalmente, aprendí cómo es nuestro colectivo desde un ángulo diferente.

-Habiendo encarnado en dos ocasiones a la regenta, dirigida por Méndez-Leite para una serie televisiva muy galardonada, y por Gonzalo Suárez, en 'Oviedo Express', una versión peculiar tamizada por Stefan Zweig, ¿podemos considerarla un poco asturiana?

-Si Asturias me adopta, yo sería muy feliz. Ya hay quien piensa que soy asturiana por mi apellido. En Asturias he tenido experiencias importantes, como en uno de esos rodajes, con la catedral cerrada y realizando en silencio la escena final, que daba escalofríos. O la procesión descalza por las calles de Oviedo. Asturias es uno de los lugares a los que de vez en cuando me escapo.

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