Ruben Espiniella
Sábado, 24 de diciembre 2016, 19:08
Gil Parrondo iba para pintor hasta que el Séptimo Arte se cruzó en su camino. Uno de sus tíos, director de unos cines de Aranjuez, fue quien le metió el gusanillo en el cuerpo. Antes, había pasado por la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, donde tendría como maestro a Daniel Vázquez Díaz, y hecho sus pinitos como escenógrafo teatral. Desde entonces hasta ahora, y gracias a que Sigfrido Burmann -al que considera su maestro- se cruzó en su camino, este ilustre valdesano lleva ya sobre sus espaldas cerca de 200 películas -muchas de ellas, grandes superproducciones norteamericanas- y la suerte de haber colaborado con algunos de los grandes de la historia del cine: Welles, Cukor, Ray, Capra, Lester, Kubrick, Lean, Mann... Así es como se ha convertido en uno de los directores artísticos españoles de más renombre internacional y el único que atesora dos Oscar de Hollywood en este apartado. Ultimamente, su colaboración con José Luis Garci (con quien ya obtuvo el Goya por 'Volver a empezar', 'Canción de cuna' y 'You're the one') ha sido continua y le ha vuelto a colocar entre los candidatos a los premios de la Academia del Cine española por 'Tiovivo c. 1950'. Y mientras trabaja en los decorados de 'Ninette', la última producción del laureado cineasta astur-madrileño que en estos momentos se rueda en Madrid, ya proyecta realizar una serie para televisión basada en las 'Novelas ejemplares' de Cervantes y una película con Edoardo Ponti.
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-Usted dijo en una ocasión que apreciaba más los Goya que los Oscar. ¿Por qué?
-Sí, es cierto que lo dije. Les tengo mucho cariño. Supongo que es porque soy español y porque lo nuestro nos tira más, pero también es porque me parecen entrañables. Los Oscar cuentan con una mayor relevancia internacional, ¿qué duda cabe!, y para la gente incluso encierran cierto misterio, pero los Goya tienen para mí un enorme valor sentimental por lo que simbolizan.
-Sin embargo, es el único español que atesora dos estatuillas ganadas como director artístico. Es para sentirse orgulloso, ¿no?
-Lo estoy y mucho. La verdad es que esos Oscar ya tienen muchos años, pero también es cierto que me ilusiona tenerlos. Es un auténtico privilegio.
-¿Cómo recuerda aquellos tiempos?
-'Patton' y 'Nicolás y Alejandra' fueron dos películas muy importantes para mí. Ganar el Oscar entonces era algo con lo que ni siquiera soñaba, pero, cuando eso llegó, me pareció alucinante. Fue hermosísimo recibirlos, y más si tenemos en cuenta que llegaron de forma consecutiva. Para los que nos dedicamos al cine, los Oscar de Hollywood son como un final de carrera, un broche, y a mí me llenan de orgullo porque también son un premio a un trabajo bien hecho.
-En los Goya tiene igualmente una presencia destacadísima. Ahí están los recibidos por 'Volver a empezar', 'Canción de cuna' y 'You're the one'. ¿Qué representa para usted esta última candidatura por 'Tiovivo c. 1950'?
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-En realidad, no trabajo para obtener premios, sino simplemente por el placer de hacer una película y hacerla lo mejor posible. Si luego se me reconoce públicamente o se me nomina -obtenga o no el galardón-, es algo que me llena de satisfacción. En este caso, la ilusión es mayor puesto que el reto de 'Tiovivo' fue, desde un principio, muy interesante.
-Para esta película tuvo que hacer veintitantos decorados. ¿Hubo alguno especialmente dificultoso?
-Todos los son, pero la dificultad es menor si el trabajo te lo tomas como un placer. Bien es verdad que algunos son más atractivos que otros y que, en este caso, recrear un café de los años 50, por ejemplo, me resultó muy gratificante.
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Hasta el último detalle
-Quienes le conocen bien dicen que es muy detallista. ¿Es ahí donde reside su magia?
-Puede ser. De lo que puede estar seguro es de que me encanta mi profesión. Toda mi vida la he dedicado a recrear ambientes, lo cual me ha proporcionado un gran placer. Por eso es natural que mis decorados los cuide hasta el último detalle.
-¿Disfrutó más en 'Tiovivo' al recrear los ambientes madrileños que vivió antes de triunfar en Hollywood?
-Sí que disfruté, pero no por ese motivo. Indudablemente, quiero mucho a Madrid, como también a Asturias, que es la tierra donde nací, pero todo depende de la historia que se cuente. Si ésta es interesante, cualquier ciudad del mundo es buena para montar escenarios.
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-Ultimamente, su trabajo con Garci es continuo. Los decorados de 'Ninette', su próxima película, también son suyos. Forman un buen equipo, ¿no es cierto?
-Sí. Nos entendemos bastante bien. El trabajo que estoy realizando en 'Ninette' es muy interesante. Y no sólo por ser una obra de Miguel Mihura que se estrenará coincidiendo con el centenario de su nacimiento, sino porque fue un autor sensacional al que tuve la suerte de conocer personalmente. Era un hombre encantador, culto y maravilloso, con un sentido del humor extraordinario. Todos les debemos mucho. Nos hizo reír, pero también emocionarnos.
-Por si fuera poco, Asturias está presente en los decorados. Supongo que esta feliz coincidencia también le está motivando, ¿no?
-Es un aliciente más. 'Ninette' cuenta la historia de unos asturianos que se ven obligados a emigrar a París y, aunque en la versión teatral esto es accesorio, es decir, no repercute en el montaje, en la que ahora llevamos a la gran pantalla abundan los detalles relacionados con el Principado. Ni que decir tiene que eso para mí tiene un atractivo especial.
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-¿Cuál es su opinión sobre el actual cine español?
-Vive un momento extraordinario. Está perfectamente y cada vez más alto. Las tres películas que este año fueron seleccionadas para representar a España en los Oscar son de un gran nivel. Tanto la nuestra, 'Tiovivo', como 'La mala educación' y 'Mar adentro' me parecen extraordinarias. Aunque he de confesar que la de Amenábar me ha impresionado mucho. Es un director de un gran talento, que, además, ha sabido crear un elenco de actores - encabezados por Javier Bardem- cuya interpretación me parece magnífica en todos los sentidos.
Cine de calidad
-Además de Garci, con el que trabaja ahora, y Amenábar, al que acaba de citar, ¿hay alguien más que le llame poderosamente la atención?
-Hay muchos -y muy jóvenes- que empiezan con mucha fuerza. La calidad del cine español está subiendo de una forma impresionante.
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-¿Qué cree que debería hacerse para mejorarlo? ¿Es partidario de un mayor apoyo por parte de la Administración?
-En realidad, soy un poco raro para estas cosas. A mí, lo que más me interesa en una película es el talento que pone el director y cuantos colaboran con él, pero de modo especial, los actores. Porque, cuando éstos están bien, las subvenciones y las ayudas no son tan importantes. En pocas palabras, si una película es buena y está hecha con talento, acaba triunfando con o sin ayudas.
-Ha recibido numerosos premios y distinciones. ¿Con cuál se queda?
-Todos me han emocionado por igual. Insisto en que nunca he trabajado para tener premios, pero, si me los dan, los acepto encantado y agradecido. No soy de esos extraños personajes que los rechazan arguyendo pretextos pueriles.
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-¿Se siente profeta en su tierra?
-Un poquito, sí.
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