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Sábado, 24 de diciembre 2016, 18:08
El valdesano Manuel Gil Parrondo y Rico, que firmó los escenarios de películas como 'Doctor Zhivago' o 'Lawrence de Arabia', ha muerto en Madrid a los 95 años. Su capilla ardiente, según fuentes de la Academia de Cine (institución que contribuyó a fundar), se instalará en el tanatorio de la M-30. Su deseo era ser enterrado en su localidad natal, de la que era Hijo Predilecto.
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Su familia ha concretado que ha fallecido en torno a las tres de la tarde en su domicilio, en el que vivía junto a su mujer, Gabi Insúa. "No tenía otra enfermedad que la de ser mayor. Este año hemos estado rodando, a partir de una novela de Sánchez Piñol, una película -'Cold Skin', aún sin estrenar- y seguía en activo", ha detallado su sobrino Óscar. De hecho, con Carlos Saura estaba preparando desde hace tiempo un proyecto sobre Picasso y lo último que había estrenado era la película de José Luis Garci 'Holmes & Watson. Madrid Days' (2012).
Amante del cine desde su juventud, Gil Parrondo, que tenía cuatro hijos, se consolidó pronto como uno de los directores artísticos más destacados, un reconocimiento que quedó materializado en dos premios Oscar por la decoración de 'Patton' (1970) y 'Nicolás y Alejandra' (1971), dirigidas por Franklin Schaffner. También recibió una tercera nominación a la estatuilla por 'Viajes con mi tía', de George Cukor. Además, consiguió ocho candidaturas a los premios Goya, un premio que recibió en cuatro cuatro ocasiones por 'Canción de cuna', 'You're the one: una historia de entonces', 'Tiovivo c. 1950' y 'Ninette'.
Gil Parrondo, Medalla de Plata de Asturias en 2003, nació el 17 de junio en 1921 en Valdés y comenzó a trabajar como ayudante de decoración en 1939 con Amalio Martínez Gari. En 1951 asumió la dirección artística de la película 'Día tras día', de Antonio del Amo, e inició una prolífica etapa para luego trabajar en diversas producciones estadounidenses que se rodaban en España. Fue el responsable de decorados como los de 'Lawrence de Arabia' o 'Espartaco' y trabajó con directores como George Cukor, Stanley Kubrick, Orson Welles o Anthony Mann.
Asimismo, Gil Parrondo se encargó de la dirección artística de casi todas las películas de José Luis Garci desde 'Volver a empezar' y trabajó con otros directores españoles como Jaime Chávarri o Pilar Miró, además de en series de televisión de Mario Camus, Pedro Masó o Fernando Méndez Leite.
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Aseguraba que él no había hecho películas "ni buenas ni malas" y achacaba su participación en películas como 'El retorno de los mosqueteros', de Richard Lester, o su trabajo con actores de la talla de John Huston, Ava Gadner y Charlton Heston a su buena suerte, además de algo de trabajo.
El cine, decía, había sufrido un "gran cambio" en los últimos años lo que había supuesto "ganar algunas cosas y perder otras" como, citaba, "trabajar sobre un plató vacío y hacer en él tu propia montaña o tu selva" y no hacerlo todo mediante tecnología digital.
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Apostaba por el cine español,"a la altura de cualquier cine internacional", y aseguraba que cuando él había comenzado en el mundo del cine "era impensable que las producciones españolas estuviesen donde están ahora".
No tenía ninguna película preferida entre las que había hecho, pero sí le hacía mucha ilusión haber trabajado tanto, y con tanto éxito, en el cine español, según explicaba. Siempre se sintió decorador de cine más que director artístico y decía que eso, a pesar de "las máquinas diabólicas", como él se refería a la tecnología digital, no había variado.
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Le gustaba recordar la etapa de su trabajo con Sigfrido Burgmann, un hombre que le enseñó "todo" y con el que trabajó 14 años. Aquella, la de la célebre Cifesa, decía, fue una época dorada porque "se hacían muchas películas a la vez" y había que crear desde castillos medievales a ciudades enteras, aunque su ídolo era Cedric Gibbons, el director artístico de la Metro.
El realismo en el decorado era su seña de identidad ya que creía que la función del decorado era "copiar a la naturaleza" y que lo "falso" pasara "inadvertido" y a ello permaneció fiel toda la vida, como lo fue a su querido Real Madrid, al que iba a ver todos los domingos acompañado de su íntimo amigo Julián Mateos.
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Entre los numerosos galardones y reconocimiento que recibió a lo largo de su carrera se encuentra también el premio Especial del 50 Festival de Cine de Xixón. En el año 2012 asistió en Luarca al acto en el que se dio su nombre a una céntrica calle de la villa.
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