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Viernes, 4 de diciembre 2015, 09:34
Mickey Rourke (1952) y Kim Basinger (1953) viven en una continua lucha contra el tiempo. Ambos alcanzaron la gloria en 1986 con 'Nueve semanas y media', probablemente la cinta erótica de Hollywood más vista durante esos años en los que las estrellas se convirtieron en auténticos mitos sexuales. La imagen de una chica rubia, delgada y sensual aún perdura en la memoria del colectivo general, sobre todo para quien no es capaz de olvidar aquel tremendo striptease dedicado a un bello y sexy Rourke, que por aquel entonces tenía 34 años. 29 años después de que Basinger se quitase la ropa al ritmo de 'You Can Leave Your Hat On' de Joe Cocker, nos damos cuenta de que el tiempo no ha pasado en vano.
Lejos queda ya el éxito y la fama de chico rebelde que forjó Rourke en aquella década dorada. Tras romper su matrimonio con Debra Feuer en 1989, el actor comenzó a cambiar el rumbo de su vida y abandonó los sets de películas por los rings. El que fuera nominado a un Oscar por 'El Luchador' pasó a ser un boxeador profesional y las huellas de las peleas comenzaron a dejarse notar en su rostro. En estas peleas sufrió dos fracturas nasales y una de pómulo, lo que le llevó a pasar por el quirófano. La nariz se la operó cinco veces e incluso en una de las intervenciones, para más inri, se le tuvo que extraer cartílago de una oreja para la reconstrucción. Ese fue, lo más seguro, el comienzo de su obsesión con las cirugías estéticas, que incluye: lifting facial, operación de los párpados e injerto de pelo. Hoy por hoy, a sus 63 años, poco queda de ese chico que cautivó a cientos de miles de mujeres por todo el mundo. Tantas intervenciones han provocado que su rostro sea casi inexpresivo, y su look, desaliñado con mechas en una melena un tanto grasienta, son el resultado de su obsesión, que llevó a Kim Basinger a tildarlo como «un cenicero humano».
Y aunque la actriz, natural de Georgia (EE UU), ha tenido un envejecimiento fuera de lo normal, ya que a sus 61 años mantiene un aspecto ciertamente joven, también ha caído en las redes del bótox y la cirugía estética. Por mucho que su hija, Ireland Baldwin asegurara hace dos años en Twitter que ella es «la mujer de belleza natural más guapa que ha habido y habrá», la actriz sí que se ha sometido a intervenciones quirúrgicas.
A pesar de todo, no se puede negar que los genes le han ayudado a mantenerse y que la intérprete de 'L.A. Confidential' posee una sensacional estructura ósea. No obstante, parece que desde que cumplió los 60 años el bisturí le ha atraído más y más. En las últimas imágenes de la actriz se le ve un rostro visiblemente operado, como plastificado. Las cejas en una postura demasiado alta y casi inmóviles, los pómulos más delineados y la piel, que parece cera, muestran la obviedad de que ha recurrido en más de alguna ocasión a la ayuda del bótox y algún arreglillo más. El tiempo no perdona, ni siquiera a Mickey y a Kim.
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