Celestino Varela vive unas jornadas maratonianas antes del inicio. Á. Piña
Celestino Varela | Director de la Ópera de Oviedo

«Decir que no vienes a la ópera porque es cara ya no cuela»

Celestino Varela: «Hay quienes dicen que no la entienden y es normal, porque las cosas realmente importantes cuestan un poco al principio»

Ana Ranera

Gijón

Sábado, 2 de septiembre 2023, 21:54

elestino Varela (Avilés, 1971) asumió en abril de 2019 la dirección de la Ópera de Oviedo. Desde entonces, le han caído encima una pandemia y una guerra y, aún así, la institución ha seguido adelante, demostrando que está tan viva como siempre o, mejor, más ... viva que nunca. El día 10 empieza una nueva temporada.

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-Hábleme de esta temporada, ¿cómo la definiría de manera global?

-Son cinco producciones, pero básicamente son siete óperas porque dos de ellas son dobles, con lo cual, se amplía un poco más la oferta. Hacer dos óperas de pequeño formato en una misma velada es algo habitual y eso te permite contrastar dos obras y abrir más el abanico. 'Il Tabarro' es un drama e irá con 'Gianni Schicchi', que es cómica, con lo cual es interesante ver al cantante enfrentarse en la misma noche a un rol de payaso triste y a un rol de payaso. Por otra parte, 'Goyescas' y 'El retablo de Maese Pedro', que también van juntas, son un homenaje a la cultura española.

-Además con la que abren la temporada, 'Manon', es la ópera con la que se reinauguró en 1948 el Campoamor, ¿por qué quisieron hacer este guiño?

-Cuando llegué en 2019 y vi que iba a ser el 75 aniversario, pensé que la mejor opción para homenajear a la tradición y a todas las personas que han hecho posible la ópera era repetir el mismo título. Pensé además que podía hacerlo una soprano española, ya que Victoria de los Ángeles lo hizo de aquella. Buscamos en ese momento a alguien como Sabina Puértolas, que se adapta al rol como anillo al dedo.

-Una de las novedades de esta temporada es el convenio con la agrupación de niños La Federica, ¿qué supone este acuerdo?

-Es una de las cosas que más contento me pone desde que estoy aquí. Creo que el futuro de la ópera pasa por los niños. Descubrimos el proyecto de Mayte García Heres hace ya un par de temporadas y a mí, que siempre me ha gustado mucho la pedagogía, me hizo darme cuenta de que el lenguaje dirigido a los niños, que está emitido por los propios niños, capta mucho más la atención. El poderío de La Federica es bestial y quisimos hacer este convenio para tratar de acogerlos como una compañía residente. La Federica no solo forma artistas, sino que también forma oficios porque también hacen falta técnicos, regidores, sastres, maquilladores... La Federica busca que el niño no solo sueñe con ser Sabina Puértolas, sino que sueñe con ser un Emilio Sagi o un gestor.

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-El año pasado acudieron 6.000 jóvenes a los ensayos, ¿esa cifra da esperanza? ¿Las cosas están mejorando en la juventud?

-Yo creo que sí. Esto tiene que ser una tarea conjunta. Nosotros siempre pedimos a los políticos que nos ayuden porque nos gustaría que algún día en todos los sistemas de educación se incluyera la importancia del arte y de la música y, dentro de la música, lo que puede aportar la ópera. La ópera no es para entrar y disfrutar de lo que se ve y de lo que se oye, sino que lo que pretende es generar debate y un momento de confraternización entre las personas que están en el teatro. La ópera sigue siendo útil y tenemos que insuflarle vida.

-¿Una forma de insuflarle vida fue participar en la Feria de Muestras este verano?

-Estamos más que contentos. Era curioso pensar cómo iban a reaccionar los visitantes, entrando a un estand con las luces apagadas y que hablaba de ópera. La reacción de la gente fue genial, hemos vendido entradas y eso quiere decir que el estand gustó y nos marca esa línea de seguir abriendo la ópera a todo el mundo.

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-La ópera no se libra de las circunstancias socioeconómicas actuales, ¿cómo les afecta a ustedes esa realidad?

-Afecta mucho. Desde que estalló la guerra, todos los encargos de nuevas producciones se dispararon porque aumentó el precio de todo, desde los clavos hasta las tablas de madera. Además, desde el covid cuesta que el público pierda el respeto a meterse en un espacio cerrado, aunque haya quedado demostrado que es un espacio seguro. Hemos notado que antes se vendía con mucha antelación y ahora todo va más al límite. Nosotros abogamos porque la gente se abone porque nos dan una seguridad.

-Y además usted siempre reivindica que la ópera no es cara.

-Decir que no vienes porque es cara ya no cuela. Puedes ver las cinco óperas, a partir de 141 euros. Uno que monte en bici de montaña, si ahorra un poco, se compra una por 700 euros y nadie se echa las manos a la cabeza. Luego hay otra gente que dice que no la entiende, perfecto, a veces las cosas realmente importantes cuestan un poco al principio. Cuando pasas esa barrera, descubres todo lo que tienes delante. Ahora, con el móvil puedes leer el argumento antes de venir para ir siguiendo la historia y dejarte llevar por la magia del teatro.

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-Lleva ya más de cuatro años en el cargo, ¿qué balance hace de este tiempo?

-Han sido unos años muy difíciles por todo lo que nos sucedió con la crisis sanitaria, pero igual no hubiera aprendido tanto de no ser por ese momento tan difícil.

-¿Qué retos tiene por delante?

-Volver a recuperar el paso que llevaba esta casa antes de la pandemia, que nos hizo perder compás a nivel económico y, sobre todo, descubrir la ópera a la sociedad asturiana.

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