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RAMÓN AVELLO
Viernes, 17 de junio 2022, 01:33
Manolo Fernández Avello (Trevías, 1947) creció entre música y pasteles. En la confitería de sus padres en Trevías, concejo de Valdés, además de hacer repostería ... exquisita se celebraban habitualmente tertulias musicales y conciertos, animados por José Fernández Capalleja, excelente guitarrista y padre del compositor.
Manuel estudió la carrera de Contrabajo en el Conservatorio Superior de Música de Oviedo, completando sus estudios con Armonía, Contrapunto y Fuga bajo el magisterio de Leoncio Diéguez. Posteriormente, cursó Composición y Orquestación en el Conservatorio Superior de Madrid. Durante años fue contrabajista de la Orquesta Sinfónica de Asturias (OSA), antes de optar a la cátedra de Armonía del Conservatorio Superior de Música Eduardo Martínez Torner. Como profesor del conservatorio, impartió las asignaturas de Armonía, Contrapunto y Fundamentos de Composición, y desempeñó desde 1984 hasta el 2012 diferentes cargos directivos en el Conservatorio.
La mayor parte de las composiciones de Fernández Avello poseen un intencionado carácter asturiano. Parte de la tradición musical, del folklore asturiano, personalizandolo a la manera del 'folklore imaginario' de Bartók en creaciones propias. Los giros melódicos, los ritmos y la tímbrica popular asturiana son la esencia de obras como la 'Pequeña suite Payecha', para orquesta, y las 'Tres variaciones sobre un tema de gaita', obras caracterizadas por la búsqueda del color musical asturiano.
Probablemente, lo más personal de las composiciones de Manolo sean sus lieder, especialmente el 'Álbum de canciones', para voz y piano y para coro de voces mixtas y piano, con textos del Padre Galo, Pepín de Pría y Juan Manuel Acebal. Publicados en 2010, son canciones individuales e independientes, pero que agrupadas en un todo orgánico común, y enriquecidas con la orquesta de transparente tímbrica y con una estructura musical que agrupe y de unidad a voz y coro, constituyen una monumental cantata sinfónico coral.
La 'señaldá' es ese sentimiento de separación, de ausencia de las cosas queridas. En su 'Cantar de señaldá', el Padre Galo describe un Turín bullicioso, festivo, alegre, «pero al probe desterrau parecei triste, com'un truébanu sin miel ya sin abeyas». Esa soledad como aislamiento en medio del jolgorio colectivo incrementa la emoción de los recuerdos pasados, la pena de la ausencia y el ansia del regreso a ese mundo, a esa tierra que se extraña. En las 'Señaldades' de Manolo Avello se canta en clave lírica un mundo de ausencias y esperanzas. En la 'Obertura', la orquesta recoge breves motivos de las posteriores canciones. La primera canción, 'Duerme neñu, un biercin de finas callas', es una añada intimista para la voz de Beatriz Díaz. 'Dende la mesma ventana' es una potente vaqueirada coral. 'Carril vieya', para solista, es un bellísimo canto a lo que era el camino real de Cadavedo a Luarca. 'La Sardinera' es una graciosa creación polifónica con letra de Pin de Pría.
En el 'Interludio', el compositor reelabora una 'danza' orquestal que tiene un vago parentesco con 'El baile', de Torner. 'Coidosura', 'La fonte de Fascura', 'Agua de la fonte', 'La Nuiche', 'Cantar y más cantar' y el 'Epílogo' final, en forma de fuga y con apoteosis coral, son los otros movimientos de esta bella y monumental cantata en la que Manuel Avello expresa con emoción su sabiduría musical, su inspiración poética y su amor a Asturias.
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