«Podrán quitarnos las instituciones, pero no nos van a quitar la voz»

«Y si el padre y el marido de Juana firman un papel diciendo que estaba loca y lo hacen público para quedarse con el dinero de la Reina y propietaria de Castilla», en nuestros días encontramos ejemplos como el de Britney Spears, «cuyo padre la pone a cantar y a ganar una pasta» y luego la incapacita.

O, todavía más cerca de casa, algo similar a lo que ocurriría con la llorada Carmen Sevilla, «una mujer extraordinaria, valiosa culturalmente, que trabajó en Hollywood, que sabía cantar, bailar, actuar, moverse por el mundo. Y, de repente, la última imagen que tenemos suya es la de una anciana haciendo el ridículo en televisión para que todo el mundo se ría de ella mientras que otros ganan dinero sacándola en zapatillas».

«Nos roban a costa de llamarnos locas», resumió la Fallarás, quien defendió que «el maltrato a las mujeres ocurre todo el día, en todas partes, desde todas las instituciones. En la sanidad, en la educación, en la justicia, en lo económico, en la familia... Todo el rato». Pero algo sustancial ha cambiado: «Ahora tenemos capacidad de narrar lo que nos pasa. Hemos aprendido a cuidarnos y contarnos a nosotras mismas. Sabemos que lo mejor que tenemos es la amistad entre mujeres, porque nos entendemos y nos comunicamos. Hemos construido una memoria colectiva cuando, durante toda la historia de la humanidad, solo han narrado las cosas los hombres». Así que la activista -una firme defensora de las comunidades de mujeres- está convencida de que «los bárbaros, los vándalos, los bestias de la extrema derecha que vienen, nos podrán quitar las instituciones, pero no nos van a quitar la voz. Son ignorantes y no van a poder con nosotras porque tenemos dos cosas que ellos no tienen: amor e inteligencia. Así que vamos a ello». Ovación cerrada.