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ana ranera
Jueves, 3 de junio 2021, 01:43
«Esta novela es un viaje en el tiempo», decía ayer Emilio Lara, durante la presentación de su libro 'Centinela de los sueños', organizada por el Aula de Cultura de este periódico. En ella, autor y lectores se trasladan al Londres de 1939, un lugar ... lejano en el tiempo, pero en el que «las emociones y las formas de pensar no han cambiado porque nosotros sentimos lo mismo que nuestros antepasados», considera Lara.
Él estuvo ayer acompañado en este acto por el también escritor Ignacio del Valle, a quien le confesó que empezó a barruntar esta historia después de leer un reportaje en un dominical sobre la matanza de mascotas que se produjo en la capital inglesa, antes de que estallara allí la guerra mundial. «Surgió el pánico de qué les iba a ocurrir a los perros si había un conflicto bélico y, por eso, asesinaron a cientos de miles hasta que, por fin, se frenó esa matanza», explicaba Lara. «Yo vi una historia llena de emociones y quise contarla», añadía.
Las páginas de este relato alcanzan también el verano de 1940, cuando las primeras bombas cayeron en Londres. Unos tiempos crudos en los que la humanidad y la valentía de muchos –y de muchas– permitieron ganar la guerra a Alemania. «Millones de mujeres colaboraron. Tuvieron un papel fundamental», señalaba Lara. «Aunque no fueran consideradas heroínas, Inglaterra no hubiera salido vencedora si no fuera por ellas. Fue el único país de Europa en el que las mujeres se implicaron con tanta modernidad», relataba.
Más allá de su coraje, los verdaderos protagonistas de esta historia son un niño y su perro, Jimmy y Duncan. «Son héroes incipientes, ellos no saben que lo son», decía Lara. «Cuando leí ese reportaje, tuve claro que esta novela tenía que ser la historia de un perro al que sus dueños iban a matar, pero el hijo lo salva. Quería establecer esas redes emocionales», proseguía. Tal vez, porque es muy fácil sentirse identificado con esta historia, con ese amor desmedido por una mascota. «Todos los que hemos tenido perro sabemos de su cariño y de su lealtad».
Pese a la ambientación histórica, este libro no está plagado de datos porque «el exceso de documentación mata las novelas», sobre todo, a aquellas que ponen el foco en «temas sociales. En la vida de una familia, en una historia de amor», en las que atrapan con la sencillez de las emociones, intactas, pese al paso del tiempo.
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