Fernando Rueda, en un acto anterior del Aula de Cultura de este diario. E. C.

Fernando Rueda: «A un espía no se le puede entender si no cruza líneas rojas»

El periodista presenta su nuevo libro 'Líneas rojas' este miércoles, día 5, en Avilés y el jueves en Gijón con el Aula de Cultura

Martes, 4 de febrero 2025, 09:00

El periodista Fernando Rueda, máximo especialista español en asuntos de espionaje y autor de una veintena de libros, entre ellos 'La Casa' o 'El regreso de El Lobo', presenta su nuevo título 'Líneas rojas' (Roca) con el Aula de Cultura de este ... diario este miércoles, 5 de febrero, a las siete de la tarde, en el Centro de Servicios Universitarios de Avilés y el jueves 6, a la misma hora, en el Ateneo Jovellanos de Gijón. Antes ha querido desvelarnos algunas claves de esta obra donde ficción y realidad se unen sobre un caso real.

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–¿Se siente cómodo en el 'true crime'?

–En 1993 escribí 'La Casa', el primer libro que se publicó en España sobre el servicio secreto. Es un trabajo de periodismo de investigación, lo que siempre hice. Lo que ocurre es que con el paso del tiempo había determinadas historias que a la hora de contarlas, no encajaban en el género de no ficción: son apasionantes pero te falta información. Es un género que te permite contar una historia que es verdad y rellenar aquello que no sabes con historias que podrían haber sido. En 'Líneas rojas' quería contar algo que ocurrió en el año 2002, una red mafiosa internacional de blanqueo de dinero con políticos implicados y otra historia que llevaba a cabo Mikel Ejarza, que era la suya y la de otros infiltrados que me habían fascinado. El 'true crime' te permite esas libertades.

–Aquí, Ejarza 'Lobo' forma un equipo de superespías que recuerda al de 'La Casa de Papel'

–Es lo que han dicho los editores y también por la trama trepidante. Yo quería juntar en un equipo, que no ha existido, a personajes reales, los mejores agentes inflitrados de este país, porque han estado años engañando, mintiendo, manipulando en sus misiones. Lejarza, al que conozco muy bien y para mí el mejor espía que ha tenido España, Arantxa, nombre ficticio de una policía que se infiltró en ETA y de la que se enamoraron dos terroristas, un guardia civil que es Paco Lerena, al que conozco y que en los 80 se infiltra en un grupo de extrema derecha dirigido por un íntimo amigo suyo, o Fernando San Agustín, un viejo espía que me habló de la divisa con la que trabajaban: «Quien nos mata, muere». Ese lema tan vengativo es el pan nuestro de cada día en los servicios secretos.

–Con todo, ¿un espía tiene su código ético?

–Es la gran pregunta. El libro se titula 'Lineas rojas', porque todos las tenemos y si nos las saltamos es por motivos realmente importantes. En el caso de los espías esto es igual con un matiz: en su trabajo tienen que tener una linea roja para funcionar, pero la utilizan en palabras textuales de un psicólogo que ha tratado a miembros de los servicios secretos: para subirse a ella y saltarla al otro lado. A un espía no se le puede entender si no se salta las líneas rojas. La de Paco Lerena, al que conozco, ha sido engañar a su amigo y esto le ha marcado toda la vida, porque luego ETA mató al amigo. La línea de Arantxa es relacionarse con terroristas y no tiene otra opción, está jugando un papel. Ella sigue viviendo, no sé cómo, porque nunca ha querido hablar, pero no me cabe duda de que lleva una mochila que le pesa muchísimo.

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–¿Estar hechos de otra pasta es su mayor cualidad?

–Me lo he preguntado: cómo se elige a un infiltrado o cómo se puede saber si esa persona puede servir. La respuesta la tengo en la historia de Arantxa: cuando la policía la infiltra en ETA, meten a cinco. A los pocos meses solo quedaba ella. ¿Se equivocaron en cuatro y acertaron en uno? Tengo la sensación de que ellos ven cualidades, los forman, pero al final cada uno está solo y es imprevisible su actuación.

–En el libro aparecen otros servicios secretos. De su conocimiento, ¿los españoles pueden competir con los más avanzados?

–Los servicios secretos de todo el mundo tienen una característica y es que se vuelcan en determinadas áreas y otras las dejan un poquito abandonadas. España es muy buena en terrorismo islamista. Sin embargo, sobre China tenemos poca información. Y aunque el servicio secreto se ocupa de todo en general, a lo que se dedica básicamente es a los asuntos que más nos afectan. Estados Unidos se dedica a todo porque tiene recursos, pero Israel es muy bueno en los temas que le tocan: Oriente Medio, Irán, etc. De China seguro que tienen poco más que nosotros.

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–Sobre la Inteligencia española, ¿hay alguna línea roja que le frenaría investigar?

–Cuando hice 'La casa' esa línea era que no se podían contar los secretos de ese Servicio. Los abogados de la editorial me señalaron 1.216 posibles delitos contra la Ley de Secretos Oficiales. Se hicieron tres cambios y no hubo una sola querella porque la línea roja se había cruzado por aplastamiento y prevaleció el derecho de la opinión pública a conocer. Cualquier tema que considere de interés y que a mí me divierta escribirlo, siempre lo voy a publicar.

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