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AIDA COLLADO
gijón.
Miércoles, 19 de febrero 2020, 00:27
El respetado empresario. El admirado mecenas. El amigo querido. De todas las facetas de Plácido Arango, todas aplaudidas con ahínco a lo largo de estos días, había una menos conocida que le reservaba a su familia. Y, en especial, a sus hijos -Plácido, Maite y Paco-, los tres fruto de su matrimonio con Teresa García-Urtiaga. Además de «una gran persona», recordaba ayer Paco, era también un hombre «generoso hasta las entrañas con sus hijos y también con su exmujer, mi madre, con quien le unía una gran amistad». Formaba parte de su carácter la incansable intención de «hacerlo todo fácil». Y reunía «muchas cosas dignas de admiración». Tantas, que Paco, en la cincuentena, «lo seguía viendo como papá, porque no paraba y siempre intentaba hacer las cosas bien». Y las hacía, siempre, «sin hacer ruido», «humilde», como quienes lo son de verdad, por elección. Silencio que solo rompían «sus carcajadas, hasta el final», su fino sentido del humor. Un gran hombre siempre deja tras de sí «un gran vacío». Pero, en su caso, deja tres herederos con un profundo sentimiento de la responsabilidad. Saben que la generosidad que han «mamado», que la filantropía como una forma de ver la vida, es su mejor legado. «Sin duda».
Los tres lo han vivido esa generosidad en casa, la han visto en su padre y también en su madre, pero a la vez los tres han sido individualmente conscientes de su fortuna. «Siempre hemos tenido la sensación de que hemos tenido mucha suerte en la vida. Y la suerte es para darle partido, no para obtener y guardar. ¿Por qué nosotros y los demás no? Hay que repartir», explica Paco, artista, productor y director -nominado al Goya en 2012- es el de mayor repercusión pública de los vástagos de Arango. En especial, desde que en 2006 echase a andar la Fundación Aladina, destinada a facilitar el duro paso por la enfermedad de los niños y adolescentes con cáncer. Esta fundación es la responsable de la nueva decoración de Pediatría del HUCA y Paco, orgulloso de esta iniciativa, busca casa en Asturias. «No quiero una enorme, pero sí que me guste. No pasa de este año sin que pueda ir a veranear allí». ¿Se siente asturiano, entonces? «No me siento asturiano. Soy asturiano», matiza. Asturias «produce gente maravillosa y mi padre era uno. Siempre lo decía, los asturianos tenemos fama de buenas personas».
Y lo mismo ocurre con Plácido y Maite. El primogénito, Plácido, es muy celoso de su vida privada. Consejero delegado del grupo, muchos le atribuyen y el crecimiento del Vips, con la adquisición de Starbucks o la apuesta por Ginos.
Maite, consejera del grupo, es presidenta de Ashoka España, una organización, para fomentar el emprendimiento social, y directiva de la Fundación Hazloposible, dedicada a conectar voluntariado con ONG y a potenciar la eficacia del tercer sector. Su experiencia en este ámbito, la llevó a ser miembro del jurado del Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional en 2018 y 2019.
Plácido Arango «no conquistó el mundo, pero lo llenó de cosas buenas».
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