«En 'Misericordia' tenso los límites de la autoficción»

Acude a una experiencia personal vital para este montaje que nos cuenta la peripecia de los hermanos Duarte, que tratan de encontrar un sentido a sus vidas mientras cargan con las heridas del exilio de sus padres. Darío es dramaturgo, Delmira trabaja como psicoanalista y Dunia es una creadora independiente de videojuegos aficionada al universo cosplay.

«La decisión de acudir a mi propia historia me sorprendió incluso a mí misma», señala la directora uruguaya, que revela cómo el encargo del Centro Dramático Nacional para llevar a escena uno de sus textos le hizo pensar en aquella experiencia propia vivida con solo nueve años. «En 1983 yo participé en el famoso viaje de los niños hijos de exiliados uruguayos al país, éramos 154 y fue un acontecimiento emocionante de mi infancia», relata. Narra en la obra cómo, a su llegada Montevideo, el camino desde el aeropuerto al lugar donde les recogían sus familiares se prolongó durante seis horas cuando no debía llevar más de tres cuartos. Y fue así por la expectación que su presencia había generado en el país.

Esta historia nos mete en el mundo de Dante, al que da vida Messiez, un dramaturgo que quiere recurrir a la autoficción para contar que conoció a su padres en la cárcel en aquel viaje, pero se adentra en más asuntos la trama, que es también un trío amoroso de un amigo de nuestro protagonista con las dos hermanas. La propia directora sale a escena porque su papel es decisivo en esa obra que Dante quiere componer. Les une a todos ellos en ese trauma cosido por el exilio y el dolor que genera, que afecta más a la más joven de las hermanas, nacida ya en España.

Todo lo dicho se revela en una obra de personajes, de seres humanos buscándose por encima de todo. «Yo trabajo mucho los personajes y la textualidad de la obra», confiesa la autora, que ha querido jugar de una forma deliberada con todo lo vivido por ella misma, pero sin atarse a ello. «La obra tiene un plano de autoficción, que es un género que ahora está muy explotado en los escenarios, pero he tensado los hilos, he traicionado las reglas para encontrar algo peculiar que está a medio camino entre la autoficción y la ficción más salvaje», revela la autora, que es quien convoca a esos personajes cuyos nombres coinciden en las iniciales con el suyo propio. «Yo diría que es una obra coral y cada personaje tiene su trama», señala. Su alter ego, en todo caso, sería el dramaturgo Duarte, de cuya mano saldrán también a escena todos los fantasmas de su profesión, como la envidia y el miedo al fracaso.

Así se compone un relato que busca por encima de todo la emoción del público y que se mueve en diferentes registros. «Hay mucho humor como en todas mis obras, y hay ironía, eso está en primer término, pero se producen también momentos importantes de emoción, de lágrimas, se mezclan el humor y la risa», concluye la autora.

Tiene ya dos obras terminadas esta dramaturga que, acostumbrada al teatro independiente, vivió como un auténtico lujo poder trabajar de la mano del Centro Dramático Nacional y que ha tenido oportunidad de experimentar la emoción de quienes fueron partícipes de aquel viaje al ver cómo llegaba al teatro. «Aparecieron varias personas que habían estado en aquel vuelo y la conmoción fue espectacular, la vio incluso un exdiputado del PSOE que había participado y se emocionó muchísimo», concluye.

Esos personajes planean ya formar parte de una especie de 'spin off', que no se centrará ya ni en el viaje ni los traumas vinculados al exilio. Han adquirido vida propia y quiere Denise Despeyroux prolongarla más allá. Pero antes tendrán que llegar las otras dos obras ya concluidas que buscan su estreno. Lo que no parece tan sencillo es que estos personajes puedan viajar con 'Misericordia' hasta Montevideo, pese a la invitación de un teatro para hacerlo porque económicamente no es posible. Sí se verá en la Comedia Nacional de Uruguay 'Carne viva', una obra de sus obras, estrenada en Madrid hace diez años, y que dirigirá André Hubëner.