A. VILLACORTA
OVIEDO.
Viernes, 22 de noviembre 2019, 01:42
La segunda planta del Palacio de Velarde se quedó ayer pequeña para acoger la presentación del catálogo razonado de las 52 obras de Evaristo Valle que atesora la gran pinacoteca asturiana, un conjunto que comenzó a reunirse a finales de 1930, cuando la ... Diputación Provincial de Oviedo convino la adquisición de 'Faena carbonera'. La producción de un hombre «clave dentro de la plástica asturiana de la primera mitad del siglo XX y uno de los pintores más singulares que integraron el grupo de creadores que a finales del siglo XIX decidieron encaminar su trabajo por los cauces de la modernidad», en palabras del director del museo, Alfonso Palacio.
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La autora del catálogo y máxima especialista en la figura del artista, Gretel Piquer, quiso también destacar ese rasgo definitorio en la conferencia que ofreció ayer tarde en Velarde. Porque, a su juicio, «vanguardia y compromiso son dos palabras que resumen bien el arte de Valle y también su actitud vital con respecto a la sociedad y a sí mismo».
«Valle como un pintor profundamente moderno que va a introducir la vanguardia en Asturias», además de como un artista comprometido, «con una formación cosmopolita pero conectado con la realidad social» que le tocó vivir. Así que, ante su nutrido auditorio, la doctora en Historia del Arte se dedicó a desmontar «algunas ideas que se han ido perpetuando» en el imaginario colectivo. Como, por ejemplo, «que tuviese una psicología profundamente infantil» o que «viviese completamente aislado».
Pero es que, además, Gretel Piquer aporta nuevos y suculentos datos gracias a una minuciosa investigación en la que, por ejemplo, gracias al examen de los lienzos con luz transmitida y rasante, han aparecido obras sobre las que el artista repintó.
Es el caso de 'La corrada', fechada en la década de los veinte y en la que, tras una quintana, ha aparecido un tema anterior que ha podido identificarse como 'El señor cura' (c. 1918), en el que «los labradores se inclinan al paso de un clérigo bien comido, como indica la mano sobre la panza».
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O de 'En la trinchera', repintado sobre 'El leader' (c. 1921), «escena en la que un corpulento obrero -en cuya postura Francisco Carantoña vio los ademanes de Lenin- arengaba a sus compañeros».
«Si Valle jugó al ajedrez con Lenin en París es algo que desconocemos. Lo que podemos asegurar es que, durante esa etapa, no estuvo escondido en Noreña, como se dijo, sino en la capital francesa», aclaró Gretel Piquer sobre algunas de las historias que rodean al artista. Una interesante biografía, además de las fichas de sus cuadros, vuelven a insuflar vida a este hombre que «configuró una nueva visión de nuestra región».
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