Retrato colectivo en el espacio y el tiempo

Alfredo Truan, el primer fotógrafo que se instaló en Gijón, abre un viaje apabullante por la historia de la ciudad y la historia de la fotografía. Antes se sabe que pasaron algunos fotógrafos por estas tierras, pero la constancia de las primeras imágenes sobre papel la da él con unas copias maravillosas, que tienen casi el aspecto de la obra gráfica y que regalan espacios ya olvidados de la ciudad y acontecimientos regios que exigían de la edificación de arcos efímeros para honrar visitas como la de Isabel II. Las suyas y las de Marceliano Cuesta inician la ruta visual de 'Gijón. Epicentro fotografía. 1858-1992', la exposición que el próximo día 28 abre sus puertas en el Palacio de Revillagigedo para mostrarnos a nosotros mismos a través de ese arte que es documento, que empezó siendo lejano y ahora está en el bolsillo de todos. Claro que el valor de lo digital no es comparable con la belleza de esas copias de época de 1867 amarilleadas por el tiempo.

Aquellos primeros fotógrafos eran fundamentalmente retratistas. Poco salían a la calle entonces quienes a finales del siglo XIX disparaban sus cámaras sobre una ciudad y sus gentes cuya evolución se advierte en imágenes como las del Álbum fotográfico de Asturias, que se hizo con motivo de la exposición de 1889 y componen un «conjunto excepcional» que se expone por primera vez y que también ocupa una sala en esa narrativa que tiene muchísimas escalas a través de dos perspectivas: la puramente cronológica que busca ver la evolución de la fotografía en Gijón desde mediados del siglo XIX hasta finales del XX, y la temática, a través de los géneros, como el retrato, la tarjeta postal, el fotoperiodismo, y observar al tiempo los espacios más icónicos de la fotografía en Gijón, que fueron, por supuesto, la playa o el puerto, sin dejar de lado la fotografía artística.

En el relato cronológico se inscriben también las obras de Octavio Bellmunt, otro pionero aquí radicado que fue de los primeros impresores de tarjeta postal que hubo en España, un nombre propio entre tantos muchos que se asoman a las paredes del viejo palacio para componer ese retrato colectivo en el espacio y el tiempo, que se sirve igualmente de vitrinas para mostrar álbumes, algunos tan curiosos como el que muestra las primeras fotografías de comercios que se conocen de Asturias datadas en 1893.

Hay auténticas maravillas. También cámaras fotográficas de época de finales del siglo XIX y XX, muchas de ellas de la donación Vinck. Incluso sobrecitos antiguos en los que se guardaban los negativos complementan un relato visual repleto de instantes inéditos. Porque si la fototeca del Muséu del Pueblu d'Asturies, fuente fundamental de las imágenes elegidas, suma ya dos millones y medio de registros, si se añaden las conservadas en otros museos municipales, como el del Ferrocarril o el Museo Casa Natal de Jovellanos, la cifra se eleva a tres millones. Y se han seleccionados cientos aún sin sumar al detalle exacto en pleno proceso de montaje final, porque a las expuestas en papel se añaden los audiovisuales que van proyectando sobre varias pantallas. No ha sido fácil elegir. Pero sí hay mucho material nunca expuesto que se ha ido obteniendo del proceso de digitalización de los diferentes fondos de la fototeca, que siempre aporta sorpresas y no para de crecer gracias a las donaciones.

Hay deliciosas tarjetas postales con maravillosas panorámicas, hay acontecimientos históricos como la procesión que se celebró en Gijón el 1 de enero de 1901 para celebrar la entrada del siglo XX, hay visitas reales, están las imágenes de la fábrica de Tabacos de Julio Peinado y el Gijón de la guerra civil de Constantino Suárez... Abundan las estampas burguesas y otras que son pura vida cotidiana de clases populares, como las captadas por Gonzalo Vega, con numerosas instantáneas también inéditas.

Hay hueco para el arte que trasciende el documento. Belleza en estado puro en imágenes con las firmas de Gerardo Bustillo, Arturo Truan, de nuevo Constantino Suárez, Camín, Gonzalo Juanes, Manuel Morilla, Marcos Morilla, Cuervo-Arango y Dionisio González. Piñole y Antonio Suárez están también en esa zona dedicada al arte, pero retratados.

«Cualquiera de las temáticas podría componer una exposición en sí misma», señala Juaco López, director del Muséu del Pueblu d'Asturias, que no niega la dificultad de seleccionar para revelar ese Gijón y sus mundos, como el de la industria, el ferrocarril e incluso el de las películas familiares antiguas, cuyos fragmentos seleccionados se emitirán en un audiovisual elaborado para la ocasión.

El fotoperiodismo tiene apartado propio que nos acerca más al hoy, a cómo El Llano se convierte en barrio o cómo crecen las Mil quinientas, al Castillo de Salas encallado en la bahía, a Quini y Eloy en el Molinón, a Bruce Springsteen derrochando rock'n'roll en 1993... A la vida capturada sobre papel.

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