«Ya están aquí. Y,esta vez, han venido para quedarse», se escuchó al filo de las cinco y media de la tarde de ayer a las puertas del ovetense Palacio de Velarde. Fue cuando alguien divisó el primer furgón de la Policía Nacional que ... escoltaba las veintiún obras que el recordado Plácido Arango conservaba en usufructo vitalicio tras haber formalizado su donación al Museo de Bellas Artes de Asturias en 2017. Obras que se unían así, ya «para siempre», a las doce que estaban integradas en el discurso permanente de la gran pinacoteca asturiana.
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«Es un día histórico para Asturias. Estamos muy contentos», acertaba a explicar su director, Alfonso Palacio, listo para recibir a los dos camiones que transportaban por carretera «la donación más importante» en la historia del Bellas Artes entre fuertes medidas de seguridad que desconcertaron a más de uno que preguntaba intrigado a qué tanto celo. Porque –como apuntaba el propio Palacio– «en contadas ocasiones un traslado de obras de arte va acompañado de escolta policial. Únicamente, a partir de una determinada cuantía en la póliza del seguro, pero en esos asuntos Plácido Arango era la discreción en persona». Y porque, al margen de valoraciones económicas astronómicas, lo que viajaba en esos dos camiones de la empresa especializada Sit (el primero recogió su valiosa carga el lunes en el domicilio cacereño del mecenas astur-mexicano y el segundo lo hizo el martes en una de las casas de la familia Arango en Madrid) era «un extraordinario legado». Veintiún «obras maestras» que viajaron hasta Asturias monitoreadas por GPS y a bordo de esos dos sofisticados «vehículos climatizados, con control de temperatura y humedad, suspensión integral y vigilancia policial delante y detrás del convoy».
Así que, cuando dejaron la plaza de la Catedral para doblar hacia a Velarde por Santa Ana (no sin ciertas dificultades, porque inicialmente estaba previsto que entrasen por Mon) y los operarios hicieron bajar la primera caja ignífuga precintada y con la advertencia 'frágile', una emoción nerviosa flotó en el ambiente.
«Adelante», ordenó Palacio. Y, una tras otra (primero las más pequeñas, al fondo las de mayores dimensiones), con suma delicadeza, descendieron las obras que podrán disfrutarse desde el mes próximo hasta abril en una muestra que llevará por título '33 obras maestras del arte español. La donación de Plácido Arango Arias al Museo de Bellas Artes de Asturias'. Una exposición que volverá a juntar en la planta baja del Palacio la práctica totalidad de un legado (solo cuatro de ellas permanecerán en el edificio de la ampliación)que Alfonso Palacio quiso agradecer una vez más, al mecenas y a sus tres hijos, «por la agilidad para que haya podido llegar a comienzos de este 2021, especialmente tras un año tan complicado como 2020». Un recorrido excepcional por la historia del arte español de los siglos XV al XX (la más antigua data de 1485 y la más reciente de 1992), con dieciocho artistas inéditos hasta el momento en las colecciones de pintura del Museo, lo que «viene a rellenar lagunas y a enriquecer de forma exponencial sus fondos».
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Juan de la Abadía el Viejo. 'La Virgen con el Niño y Santa Ana', hacia 1490.
Juan de la Abadía el Viejo. 'San Miguel y santa Engracia', hacia hacia 1490.
Juan de la Abadía el Viejo. 'San Pedro entronizado entre dos cardenales', hacia 1490.
Círculo de Diego de la Cruz. 'Nacimiento de la Virgen', hacia 1485.
Círculo del Maestro de la Visitación y Maestro de Oña (Fray Alonso de Zamora). 'Retablo de la Flagelación de Leonor de Velasco', después de 1486 y antes de 1494.
Juan Correa de Vivar. 'Crucifixión', hacia 1550.
Juan Correa de Vivar. 'Camino del Calvario', hacia 1550.
Luis de Morales, llamado 'El Divino'. 'Piedad', hacia 1565-70.
Juan de Juanes. 'San Agustín', hacia 1579.
Juan Pantoja de la Cruz. 'Margarita de Austria', 1607.
Atribuido a Bartolomé González. 'Virginia Centuriona', hacia 1620.
Juan van der Hamen y León. 'Cesta de guisantes y cerezas con floreros', hacia 1621.
Alejandro de Loarte. 'Bodegón con frutero de cerámica con granadas y otras frutas'.
Francisco de Zurbarán. 'P. Bustos de Lara', hacia 1640-1645.
Jerónimo Jacinto Espinosa. 'Visión Mística de San Bernardo de Clairvaux', hacia 1650.
Francisco Gutiérrez. 'El banquete de Ester', segunda mitad del siglo XVII.
Juan de Valdés Leal. 'Salomé bailando ante Herodes', 1673-1675.
José Antolínez. 'La Asunción de la Virgen', hacia 1670.
Claudio Coello. 'San Buenaventura' o 'Virgen con el Niño y Santo' o 'La aparición de la Virgen al Beato Simón', hacia 1663-1665.
Genaro Pérez Villaamil. 'Vista de la Catedral de Oviedo con una procesión', 1837.
Ignacio Zuloaga. 'Buffalo, Señor de Montmartre'.
José Gutiérrez Solana. 'El Cura de la Aldea', 1923.
Esteban Vicente. Sin título, 1983.
Pablo Palazuelo. 'Campo de Campos I', 1987.
Antoni Tàpies. 'Ocre y Gris', 1964.
Manuel Millares. 'Guerrillero muerto', 1967.
Josep Guinovart. 'FIAC' 76 - Díptico', 1976.
Rafael Canogar. 'San Cristóbal', 1960.
Equipo Crónica. 'El bosque de las maravillas A/T', 1977.
Eduardo Arroyo. 'Toda la ciudad habla de ello' (Toute la ville en parle), 1984.
Darío Villalba. 'La Espera'. Tríptico, 1979.
Juan Muñoz. 'Balcony with two figures' (Balcón con dos figuras), 1992.
Cristina Iglesias. Sin título, 1986.
Pero, antes de esa magna exposición –a cuya inauguración espera el director que asista la familia, encabezada por la viuda, la escultora Cristina Iglesias, además de «la más alta representación del Principado»–, habrá que desembalar y revisar minuciosamente las obras, una tarea que comenzará a primera hora de hoy y que se prologará hasta mañana, porque primero hay que dejarlas «aclimatarse» a su nueva ubicación, a sus condiciones de humedad y temperatura, «con un vigilante a cinco metros».
La operación se realizará en presencia de Palacio, el conservador Gabino Busto, la técnica de registro Paula Lafuente y la restauradora Beatriz Abella, que deberán comprobar que su estado sea idéntico al que consta en la detallada ficha que acompaña a cada una de ellas y que no hayan sufrido ninguna alteración en el traslado. Y, cuando la muestra concluya,será tiempo de reordenar la colección permanente. Un trabajo ingente. «Pero bendito trabajo cuando es para colocar veintiún maravillosas obras en el museo para toda la sociedad asturiana. Será una celebración del arte que esperemos que traiga sosiego en tiempos difíciles».
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