«Mi padre siempre pensó que el privilegio de que estas obras se disfruten en Asturias era suyo»

A mediodía de ayer se presentó la muestra y en la distancia se escucharon las palabras enviadas por sus hijos, Maite, Plácido y Paco, y la escultora Cristina Iglesias, su compañera de vida en los últimos años, que agradecieron «la profesionalidad y cuidado» con el que se han instalado en el museo las obras. «Mi padre siempre pensó que el privilegio de que estas piezas pertenecieran al museo y fuesen disfrutadas por toda Asturias era suyo», dijo Paco Arango través de Alfonso Palacio, director del museo, que leyó las breves palabras enviadas e hizo público que la familia del mecenas y coleccionista fallecido el 17 de febrero del pasado año tiene previsto visitar la exposición próximamente.

El agradecimiento al donante y a sus hijos estuvo en boca de Palacio y de la consejera de Cultura, Berta Piñán, que presentaron la muestra junto al concejal ovetense Luis Pacho. Y no solo por la celeridad con la que se han llevado a cabo las gestiones para trasladar a Asturias las obras arte, sino también porque la familia ha corrido con todos los gastos notariales y los generados por su complejo transporte a Oviedo.

La muestra, prevista hasta finales de abril, presumiblemente se prorrogará para permitir que sea visitada por ciudadanos de toda Asturias, hoy afectada por numerosos cierres perimetrales. Después, las obras encontrarán acomodo en la exposición permanente. Y una de ellas tiene previsto un viaje a Madrid en otoño para ser expuesta en el Museo del Prado, que ha solicitado al Bellas Artes su préstamo para una exposición. Se trata de 'La danza de Salomé ante Herodes', de Juan de Valdés Leal. Esa solicitud de la gran pinacoteca española es reveladora de la calidad de las obras donadas, que recorren cinco siglos de arte español y que fueron seleccionadas por el propio Arango con el fin de completar y cubrir lagunas de la colección del museo asturiano.

Pocos cambios hay en esta muestra respecto a la presentada en 2018. Solo los colores de las salas y la iluminación varían. En el patio, las obras más antiguas, correspondientes a los siglos XV y XVI, con las firmas de Juan de la Abadía el Viejo, Luis Morales y Juan Correa de Vivar; en la sala A, el siglo XVII, con Zurbarán, Alejandro de Loarte y Juan Pantoja de la Cruz, entre otros. El último espacio se centra en el siglo XX, con destacadas presencias de Arroyo, Palazuelo, Zuloaga y el Equipo Crónica. Además del disfrute de las obras, el museo ha programado una conferencia a cargo de Javier Barón Thaidigsmann y un ciclo de cine inspirado en la donación Arango Arias.

La satisfacción de ver por fin las obras expuestas en el museo y lo que significan lo resumió muy bien Berta Piñán: «Supone una revalorización de la pinacoteca». Luis Pacho hizo lo propio: «Hay 33 nuevas razones para venir a disfrutar de este museo».