Hay todavía mucho por hacer. Pero Laboral Centro de Arte y Creación Industrial, libre de las deudas que lo lastraron en el pasado y con una nueva perspectiva, empieza a sacar la cabeza, a conectar con el público. Los problemas de personal están ahí, ... la mala situación del edificio, también, pero la ciudadanía por fin responde y se acerca a Cabueñes (Gijón).
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–¿Año de reconciliación con el público?
–Estamos muy contentos. Creo que hemos conseguido conectar con la ciudad como no se hacía en los últimos años. Vamos a rozar los 75.000 visitantes, que suponen 25.000 más que el año pasado. Tuvimos el hito de la exposición de Rodrigo Cuevas, que recibió a más de 1.500 personas, y se hizo un trabajo muy granular de escuchar más a la ciudad, de hacer más iniciativas en colaboración.
–¿Han dado con la tecla?
–Sí, y nosotros queremos también poner el foco en las generaciones millennial y centennial, y queremos hacer propuestas para el público joven, al tiempo que mantenemos el tipo de contenidos comisariales que permiten seguir siendo una institución de referencia en Europa, pero hay una voluntad de acercarlo más al público general. Ese es el objetivo desde que yo estoy aquí. Creo que en el pasado hubo exposiciones a nivel de contenido muy potentes pero que eran más difíciles de llevar al público general.
–Posiblemente cuando nació el centro quizá era un adelantado a su tiempo y ahora está en el tiempo, en su momento.
–Sí, cuando se inauguró en 2007 con un foco hacia la cultura digital fue pionero, y ahora esa es la realidad. Se pagó un poco el precio de haber llegado demasiado pronto. Eso permitió también que la institución se posicionara bien en determinados ámbitos y eso se traduce en que hoy tenemos tres proyectos europeos, que no los regala nadie, y que nos permiten contar con cofinanciación.
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–¿Se ha dado esa dualidad de ser reconocidísimo internacionalmente y quizá un tanto olvidado en lo local?
–También es cierto que el centro perdió plantilla respecto a sus inicios. Una de las plazas perdidas fue la de responsable de comunicación, y eso es fundamental para poder llegar al público. No se hacía marketing y es difícil competir con otras iniciativas si no tienes presencia en la ciudad con carteles, con cuñas publicitarias. Instituciones parejas en el norte de España sí lo tenían y el centro carecía de ello. Ahí se ha mejorado. Y también estamos muy atentos a lo que pasa en la ciudad. Tenemos varias iniciativas, como los laboratorios ciudadanos, que consisten en alojar a comunidades y colectivos, como Berde, o una emisora de música electrónica que emite por internet. El centro se ha hecho muy hospitalario y eso ayuda a ser percibido por el tejido creativo de la ciudad y por el público como una institución más accesible.
–¿Mucho por hacer en este ámbito?
–Siempre queda mucho por hacer. Pero estamos contentos con este incremento de público porque además se ganaron 50.000 visitantes respecto a hace tres años. Si se cumplen las condiciones yo creo que podríamos llegar a los 100.000, que es una cifra objetivo. Para mí la receta es: temáticas que conecten con cierto interés y sensibilidad, atender a las cuestiones de lo que pasa en la ciudad y el territorio, pero seguir siendo el centro que trae los temas del futuro. A esto último no podemos renunciar.
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–La situación del edificio. ¿Un problema grave?
–Sí, el edificio envejece y tiene unas necesidades de mantenimiento muy grandes.
–¿Qué posibilidad hay de poder afrontar obras?
–Me consta que en la Consejería de Cultura están buscando la manera de acometer esas obras. Se arregló el tejado de la iglesia y yo confío en que la siguiente reparación puedan ser las cubiertas y otras partes del Centro de Arte, que están con grandes necesidades, hay incluso algunas zonas cerradas.
–¿Cómo ve el presupuesto de este año para el centro?
–La aportación del Principado se mantiene respecto al año pasado, 857.000 euros, contamos un con 10% gracias a los proyectos europeos, que son unos cien mil euros. El año pasado tuvimos una ayuda importante de los fondos Next Generation y este año no, así que se va a ver reducido.
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–¿Y eso en qué se va a traducir? ¿Se va a notar a nivel expositivo?
–En 2024 inauguramos seis exposiciones, en 2025 estaremos entre cuatro y cinco, mantenemos las actividades con una reducción que no va a ser sustancial.
–¿A dónde vamos a mirar artísticamente hablando?
–Va a haber una continuidad de seguir incidiendo en la relación entre la tecnología y la industria, vamos a hacer una exposición en ese sentido, en la que se va a exponer la obra que ganó el premio de la Comisión Europea de ciencia y tecnología. Vamos a acercarnos a temáticas que puedan tener interés para el contexto del parque científico y tecnológico, debemos entender que somos un actor en la milla del conocimiento y que podemos aportar contenido para ellos. Hay otra exposición para el público más joven, está la de artistas asturianos en residencia y otra vinculada a una residencia de Studiotopia, en la que estamos trabajando con un catedrático de Biología de la Universidad de Oviedo y dos artistas que ganaron la convocatoria. Hay una parte que es investigación en la que queremos cada vez más interrelacionarnos con el talento que hay en Asturias. Y una de las novedades para el año que viene es que vamos a convocar un intercambio con Valonia, en Bélgica. Un artista belga va a venir un mes a Gijón y un asturiano va a poder viajar a Bruselas un mes. Es un tema específico en torno a la automatización del trabajo. Va a ser un hito para el desarrollo de artistas aquí. Es una manera de ser cantera, incubadora para artistas, con la convocatoria ordinaria de residencias y ahora esta nueva.
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–¿Poco dinero y mucha imaginación?
–Hemos hecho también muchos convenios. Es cierto que como el centro está muy bien posicionado, nos llegan propuestas.
–Otra asignatura pendiente es conseguir patronos privados.
–Conseguir patronos privados es un objetivo fundamental para los próximos años. Laboral es ahora un proyecto más consolidado que en 2021, con mucha más actividad e impacto regional y nacional, y este paso era a mi entender previo para que el centro sea más atractivo para potenciales patronos privados. Vamos también a reforzar la parte de creación industrial en nuestras actividades y creo que va a ser un incentivo para atraer empresas o patronos particulares. También es cierto que en Asturias no hay una cultura del mecenazgo como en otros lugares.
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–¿Qué pasa con la Asociación de Amigos?
–Está pendiente de aprobar una nueva junta directiva, y esperemos que para enero salga a la luz, lleva un año en reuniones, creo que está a punto de relanzarse con mucha energía.
–¿Qué papel va a tener?
–Mediar los contenidos hacia un contexto empresarial, ser embajadores del centro y ejercer de lobby.
–Parece que por fin estamos viendo la luz después de años muy duros.
–Hemos conseguido invertir las sinergias, los indicadores objetivos son todos mucho mejores que eran hace años, estábamos en posdeclive y ahora en crecimiento. A ver si podemos mantenerlo en años venideros.
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–Rosina Gómez-Baeza plantea que el centro cree su propia colección.
–Es una idea muy sugerente y se la trasladaré al patronato. El centro tiene capacidad para que se lleve a cabo, produce mucha obra digital. Para la ciudad y la región tener una colección de arte digital podría ser interesante.
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