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Hace unos 40.000 años, en el llamado Valle de los Neandertales, ubicado en Pinilla del Valle, en la sierra del Guadarrama, un grupo de neandertales se afanaba en vaciar los cráneos de grandes animales, quitarles la mandíbula y el maxilar superior, respetando las astas, ... para después entregárselos como reconocimiento a los mejores cazadores del grupo. Una especie de entrega de los Premios Oscar de la caza neandertal en la que los cráneos así tratados hacían el papel de trofeo o símbolo que reconocía el estatus de alguno de sus miembros. Esa podría ser la imagen descriptiva del estudio que acaba de publicar la revista científica 'Nature Human Behaviour', que confirmaría que esta especie extinta también tenía capacidad simbólica, algo que inicialmente se pensaba que solo teníamos los Sapiens. Se trata por ello, aseguran los expertos, de «uno de los hallazgos arqueológicos más excepcionales de los últimos años». Así se desprende del estudio iniciado hace 14 años por el equipo de investigación de los yacimientos que integran este espacio, que lideran el arqueólogo Enrique Baquedano; el paleontólogo Juan Luis Arsuaga, y el geólogo Alfredo Pérez-González. El estudio publicado cuenta con la participación de los investigadores de la Universidad de Oviedo Diego Álvarez Lao, cofirmante de la investigación, y Adrián Álvarez Vena.
En concreto, la investigación se centra en el yacimiento arqueológico neandertal de la cueva Des-Cubierta -así la bautizaron los científicos- de Pinilla del Valle. Localizada en el año 2009, se trata de una larga galería de cueva con los techos caídos, que no conserva su cubierta original. Allí se ha recuperado un conjunto excepcional de cráneos de grandes herbívoros asociados alguno de ellos a pequeños fuegos. Todos los cráneos de este «santuario de caza», entre los que destacan los de bisontes (Bison priscus), uros (Bos primigenius), ciervos (Cervus elaphus) y dos rinocerontes de la especie Stephanorhinus hemitoechus, fueron preparados por los Neandertales siguiendo un mismo patrón: quitándoles la mandíbula y el maxilar superior, consumiendo los sesos, y dejando la parte del cráneo con los cuernos o astas a modo de trofeo de caza. Enrique Baquedano explicaba que en esa cueva los neandertales «no vivían allí, sino que acumulaban los cráneos de grandes herbívoros, un comportamiento muy extraño, que antes no habíamos detectado». Añade Arsuaga que «la gran pregunta de la antropología era si éramos los Sapiens los únicos en tener esa capacidad simbólica», planteaba. «La respuesta se puede encontrar en este yacimiento, donde se ha encontrado esta fabulosa acumulación, hasta 35 cráneos, que nos indica que es una conducta deliberada, colectiva y que se ha hecho a lo largo del tiempo», analizaba. «Eso representa una conducta que, sin duda, responde a una creencia, sentimiento o idea y por lo tanto nos sitúa ya en la esfera del comportamiento simbólico que podemos atribuir plenamente a los Neandertales», celebraba. De ahí, añadía, «su relevancia y trascendencia internacional».
Además, como apuntaba Arsuaga, esta misma actividad se mantuvo a lo largo de, al menos, varias generaciones, lo que introduce el concepto de tradición cultural que habría pasado de generación en generación. Junto a esos cráneos aparecieron utensilios líticos musterienses, típicos de los Neandertales, así como yunques y los percutores utilizados para fracturarlos. Según los investigadores, este comportamiento de los Neandertales de hace algo más de 40.000 años no está relacionado con actividades de subsistencia, sino más bien con otras que arrojan luz sobre aspectos bastante desconocidos para esta especie de hominino: sus capacidades simbólicas, hasta ahora solo atribuidas a nuestra especie. Una teoría que también apuntala el hallazgo en 2018 de pinturas en cuevas de Cantabria, Extremadura y Andalucía, en un periodo anterior a la entrada del Homo Sapiens desde África: si pintaban y entregaban premios, no se puede mantener que fuesen una subespecie poco desarrollada intelectualmente, como se pensaba en el pasado. Hasta hace bien poco, nuestra especie se había considerado como la única con capacidad para atribuir conceptos a los símbolos, una teoría que, a partir de los hallazgos de Cueva Des-Cubierta obliga a compartir ese atributo intelectual con los Neandertales. A lo largo de las últimas décadas, los restos de los 13 del Sidrón han ido también aportando pruebas al respecto. Desde que tenían mayor agudeza visual que los sapiens a su capacidad de poder, en cierto modo hablar. Desde el tamaño de su cerebro -mayor, aunque con diferente simetría, que el de los sapiens- hasta que se adornaban y celebraban enterramientos, lo que también demostraría su capacidad simbólica. Ya desde hace una década, Marco de la Rasilla, viene resumiendo que los neandertales tenían «sus inquietudes simbólicas y capacidad de pensar, de sentir y de desarrollar el cerebro para cuestiones que no eran solo de supervivencia», aunque fuese de forma relativa. «También es probable que se pintasen, porque tenemos evidencias de colorantes en los yacimientos, incluso desde época anteriores», explicaba el también investigador de la Universidad de Oviedo ya en 2016.
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Diego Álvarez Lao estudió e identificó los restos encontrados
Diego Álvarez Lao, Profesor Titular e investigador del Departamento de Geología de la Universidad de Oviedo y cofirmante del estudio, lleva trabajando en los yacimientos de Pinilla del Valle desde 2006 hasta la actualidad. «En este yacimiento, mi trabajo consiste en el estudio de los restos de mamíferos ungulados. Mi aportación al artículo ha consistido en el estudio e identificación taxonómica de los restos craneales que componen el conjunto principal de fósiles en el que se centra el artículo. Se trata principalmente de cráneos de grandes bóvidos (bisonte – Bison priscus y uro – Bos primigenius), además de varios cráneos de ciervo (Cervus elaphus) y de dos cráneos de rinoceronte (una especie extinguida denominada rinoceronte de estepa -Stephanorhinus hemitoechus)«, explica el científico asturiano, especialista en grandes mamíferos del Cuaternario y el Pleistocena, que estudió, por ejemplo, los encontrados en la cueva de La Rexidora, en Cuerres, Ribadesella. Desde que en 2002 comenzara la investigación por el actual equipo de investigación en el Calvero de la Higuera de Pinilla del Valle, zona arqueológica protegida como Bien de Interés Cultural (BIC), todos los veranos, a lo largo de al menos un mes, se llevan a cabo las excavaciones que han permitido dar cuenta de este hallazgo y los estudios en diferentes laboratorios de las piezas encontradas.
La Cueva Des-Cubierta, junto con las cercanas Cueva del Camino, Abrigo de Navalmaíllo y Cueva de la Buena Pinta, constituyen los únicos yacimientos de la Comunidad de Madrid donde se han encontrado restos fósiles de homininos. Su análisis está permitiendo desentrañar las claves del comportamiento de Homo neanderthalensis. Además, en el yacimiento de Cueva Chica, descubierta en 2021, se está estudiando a los primeros Homo sapiens europeos, los Cromañones. El Parque Arqueológico del Valle de los Neandertales, abierto al público por la Comunidad de Madrid desde el año 2015, y que se reabrirá el próximo día 1 de abril, permite a los visitantes conocer in situ tan particular sitio arqueológico. La comunidad ha construido el futuro Museo del Valle de los Neandertales, promovido por el Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid, cuya obra ha finalizado y que será inaugurado en 2025 una vez se desarrolle el proyecto museográfico. Allí se podrá contemplar parte de los hallazgos procedentes de las excavaciones (originales y réplicas).
Las excavaciones y trabajos de investigación en los yacimientos del Calvero de la Higuera están financiados por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, la Vicepresidencia y Consejería Educación y Universidades de la Comunidad de Madrid, y por el Ministerio de Ciencia e Innovación. Así mismo, la Consejería de Familia, Juventud y Política Social cede cada verano el Albergue de los Batanes al equipo de investigación durante la campaña de excavación. Desde 2002, por los yacimientos de Pinilla del Valle han pasado cientos de estudiantes e investigadores procedentes de todas las universidades españolas y de numerosos centros de investigación y universidades extranjeras, habiéndose convertido en una de las mayores escuelas de arqueología de campo sobre Evolución Humana.
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