El Museo de Bellas Artes suma 13 obras a su colección permanente

La elección de las obras escogidas ha respondido a la necesidad de satisfacer diferentes criterios que el museo asturiano consideraba indispensables. En primer lugar, se ha comprado obra de tres creadores que habían expuesto previamente en el Museo de Bellas Artes de Asturias: Pablo Armesto, Javier Riera y María Jesús Rodríguez, fueron protagonistas durante el pasado curso de importantes exposiciones monográficas que, gracias a estas compras, quedarán testimoniadas. En segundo lugar, se ha buscado adquirir obra de aquellos artistas que, con una sólida y consolidada trayectoria a sus espaldas, no estuvieran representados en las colecciones del centro regional. Finalmente, el tercer criterio contemplado ha reunido a artistas que, si bien formaban parte de la colección, no contaban con una obra representativa o, en todo caso, del nivel o calidad adquirido posteriormente.

Para la compra de este necesario conjunto de obras, la Consejería de Cultura, Política llingüística y Patrimonio se reservó una partida de 70.000 euros que transfirió al Museo de Bellas Artes de Asturias a mediados de año. Una cantidad que también reflejan los presupuestos para el próximo año, en la partida relativa al capítulo de Bibliotecas y Museos de la Dirección General de Cultura. El objetivo, tanto de museo como de la Consejería de Cultura, es «seguir mejorando y enriqueciendo las colecciones regionales pero, al mismo tiempo, con la clara intencionalidad de seguir apoyando el tejido artístico asturiano como se merece», explican en una nota de prensa desde la pinacoteca regional.

Un artista que no estaba representado en el museo «muy interesante por su alta calidad como pintor, con una una figuración entre lo onírico y lo real» que a veces se acerca al surrealismo.

Un artista que expuso este año en el museo, que acordó adquirir obra de los artistas asturianos contemporáneos que muestren su trabajo en la pinacoteca. Se escogió un ejemplo de «su obra madura y característica de un autor consolidado, con gran proyección internacional» del que el museo ya tenía algún ejemplo anterior en su colección

Una artista que no estaba representada de la que se buscó esta obra específica, «una obra reciente, muy ligada a la geometría de color, muy pura que es muestra de su etapa de madurez. Hacía tiempo que la estábamos siguiendo, y aquí muestra una interesante reflexión sobre el espacio y la superficie».

Otra artista no representada en el museo de la que se adquiere «una fotografía dentro del campo de lo híbrido y lo contaminado». Obra de una joven «con un futuro muy prometad

Es una instalación, «lenguaje que el museo quiere añadir a la pintura, la escultura y la fotografía», de una artista que tampoco tenía obra en la pinacoteca regional. «Una obra muy poética, lírica, llena de fragilidad».

Sin obra en el museo, se opto por adquirir esta obra «madura, en esa línea de abstracción paisajista o paisajismo abstracto» que le caracteriza.

Otra nueva incorporación al museo, la de un artista «que nos interesa mucho, a mí personalmente, sobre el que ha escrito mucho y que dentro del campo de la abstracción tiene una línea muy fresca que es muy característica de su evolución», resume Alfonso Palacio.

Una obra «muy en la línea de la abstracción monocromática, aunque con cierto degradado, que es tan propia de él». Una pieza que se suma a otras anteriores que atesora el museo, pero que es muestra de madurez y de su trabajo actual.

Había en el museo una obra de juventud que no reflejaba su evolución, muy interesante en el sentido de que «es una pintura expandida o excéntrica, que trasciende los límites habituales de la expresión artística».

Un autor ya consolidado y presente en el museo, del que además de esta pieza, y tras su reciente exposición en el Bellas Artes, se ha adquirido «el que es su primer vídeo y varias fotografías que documentan el proceso artístico». En suma, «una muestra de su poética de la luz y su diálogo permanente con la naturaleza», resume Palacio.

Son en realidad tres piezas de una misma serie, que vienen a completar la representación anterior de esta artista. «Unos delicados trabajos en madera, con dibujo y grabado, que aportan una nueva perspectiva a su trabajo».

Primera obra de este artista en el museo, es muestra de sus características piezas escultóricas «estilizadas hasta el punto de rondar la anamorfosis», describe el director del museo. «Es un éxito no solo por sus exposiciones, sino también de mercado», apunta.

Una obra de madurez de esta artista, ya representada en el museo. «Madurez plena», añade el director. «Un cuadro con cierto aire oriental, muy bello, delicado y ligado a la naturaleza. Una artista de la que queríamos reflejar esta etapa», explica Palacio.