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ANA RANERA
Viernes, 15 de octubre 2021, 16:47
En las entrañas de la tierra, sin las linternas de los cascos, también se puede ver la luz. Hoy ocurrirá en el Santa Bárbara, el primer pozo minero declarado Bien de Interés Cultural, que abre como centro de exposiciones y se ilumina para acoger la ... muestra 'Solid light and performance works', de Anthony McCall. Los trabajos que componen este proyecto se repartirán entre este lugar histórico y Mieres Centro Cultural y, en ambos, se verá la trayectoria del artista, de 75 años, con seis décadas de andadura a sus espaldas.
Él, que estudió Diseño Gráfico en Ravensbourne College of Art and Design, pronto empezó a interesarse por la performance y, al principio, las hacía mediante el fuego. Pero poco tardaron en llegar sus primeras luces sólidas, las que ahora asaltan Asturias y dialogan o se enfrentan con las más nuevas.
«Me parecía que la figura de McCall era perfecta para arrancar un proyecto así», considera Gloria Moure, la comisaria de la exposición. Esta colección abarca desde sus primeras obras hasta la más actual, 'Face to face II', la de dentro del pozo. «Esta pieza habla de cómo la luz se convierte en sólida y construye arquitecturas que, en realidad, son energía. Me parecía que en un lugar donde la memoria es la de extraer carbón es perfecta», prosigue Moure. Además, esta obra necesita de los espectadores porque «funciona cuando interfieres». Los planos de luz parecen tener solidez, hasta que una mano se interpone en su camino y constata que esa impresión es ilusoria, no son paredes, aunque lo parezcan.
McCall define el pozu con entusiasmo: «Es un espacio industrial ideal para el arte contemporáneo». Lo hace cargado de razones porque es «muy flexible para los creadores, es como un espacio flotante», asegura.
Estas sensaciones continúan vivas en el centro cultural, donde hay una instalación de los films de su primera época como'Landscape for a fire' y 'Five Minute Drawing'. Y, una vez vistas ambas secciones, la evolución y los cambios saltan a la vista. «Siempre trabajaba con films, por eso, en la última pieza, reflexiona sobre qué es el film y llega a la idea de que es la luz», cuenta Moure.
En esta exposición, la escultura, la luz, la performance y el film van un paso más allá, hasta erigirse casi como construcciones imponentes. Hasta el 31 de enero, podrá visitarse el pozu con las obras de McCall. También el centro cultural, para salir de allí, habiendo visto seis décadas de luz que, lejos de desvanecerse, se solidifican.
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