Personal escaso y en diferentes condiciones, con aspiraciones salariales al alza y, en teoría, bien avenido. Eso sostiene el informe en virtud del cual el patronato de Laboral Centro de Arte y Creación Industrial cesó al que hasta ahora fuera su último director, Pablo DeSoto, ... por pérdida de confianza e irregularidades en la gestión. Dice así: «Todo el grupo de personal laboral de régimen común es un grupo unido, que ejerce de forma competente sus funciones y, además trabaja con ilusión y aprecio». Pero lo dicho halla enseguida contradicción evidente en lo que era la relación con el director, a quien cuestiona el personal que no convoque sufientes reuniones de coordinación o que no realice las funciones que debería ejecutar si no otras o que incluso se meta en asuntos que sobrepasan sus responsabilidades.
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El documento constata también lo ya sabido, el cierre de algunos de los espacios del centro a causa de goteras y humedades, y que eso ha llevado aparejado un incremento de la carga laboral. «Las labores de mantenimiento del centro (cada vez más difíciles por el empeoramiento de las instalaciones (...) con humedades, inundaciones y goteras), unidas al incremento de las labores propias en materia de personal, contratación, presupuesto, etc, (...) conlleva una carga de tareas del Área de Servicios Generales que se ha extendido también al Área de Educación», confirma el informe, que deja claro la ausencia de personal que se dedique a materias técnicas y de comunicación para la difusión de las diferentes actividades. De hecho, propone valorar recuperar esos puestos de estructura «necesarios para la imagen y el buen funciamiento del Centro de Arte».
Evidencia también el documento que se realizan más horas extras de las debidas e insta en sus conclusiones a corregir esa situación. De hecho, plantea de forma contundente el documento la necesidad de evaluar si es posible seguir incrementando las actividades en la situación actual. «Se recomienza realizar una revisión de las actuaciones realizadas por la Fundación La Laboral a fin de dilucidar si el número de acciones, exposiciones, residencias y actividades, tanto a nivel municipal como autonómico, estatal e internacional, puede seguir el incremento exponencial que ha ido experimentando en estos últimos años, sin un refuerzo de recursos o una reordenación de estos para cumplir las exigencias que la naturaleza pública de la fundación le impone». La duda es clara y evidente y habrá de resolverla quien releve a DeSoto.
Muestra este documento, de 79 páginas, discrepancias plausibles entre el director y algunos miembros de su equipo que inciden sobre manera en el hecho de su olvido de los asuntos de gerencia, pero no solo eso. Es el caso del diseño de la nueva página web, en el que se está trabajando: «Es una de la actividades (...) que ha generado ciertas disfunciones con una parte del personal de la Fundación. Y ello porque por las manifestaciones de la Jefatura del Área de Servicios Generales, el director-gerente lleva un año y medio dedicándose a diseñar una nueva web», queda impreso.
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Otro caso concreto, el asunto de la iluminacion del centro cultural, que puede parecer baladí pero es ejemplo de esa falta de entendimiento. DeSoto consideraba que la iluminación actual no «respeta a lo que se dedica el centro», mientras que la persona responsable de Servicios Generales cree que en materia de seguridad «el director da órdenes contrarias a la legalidad vigente, como oscurecer las luces de emergencia».
Sirve también el informe para revelar la importancia de las fundaciones en el sector público cultural asturiano –el Niemeyer y Laboral en concreto se rigen por esta figura sin ánimo de lucro–, pero también para poner de manifiesto que inexistencia en Asturias de una ley que las regule, como sí sucede en otras autonomías.
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Refleja el informe a las claras cómo el sector privado se ha ido desvinculando de esa fundación, que se constituyó en septiembre de 2009 con una aportación del 33% por parte del Gobierno del Principado de Asturias, del 12% el Ayuntamiento de Gjión, 1,66% de, Sedes, lo mismo que la Autoridad Portuaria, lo que dejaba en manos de las empresas privadas el 51% y un 48% de los votos. Allí estaban Telefónica, Hidroeléctrica del Cantábrico, Necso Entrecanales, Dragados, Constructora San José, Alcoa Inespal, la ya citada Autoridad Portuaria, la extinta Caja de Ahorros de Asturias y FCC Construcción S. A. Ahora ningún patrono representa al sector privado. El órgano de gestión lo integran cuatro representantes del Gobierno del Principado de Asturias, uno del Ayuntamiento de Gijón, otro de la Autoridad Portuaria y un último del Ministerio de Cultura. Un cambio sustancial que rompe con el modelo inicialmente ideado por Rosina Gómez-Baeza, la impulsora de este centro pionero en arte digital, en el que la empresa era la clave de todo.
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