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Más de un millar de imágenes nos cuentan en siglo y medio de arte y documento, desde aquellas primeras fotos de Alfredo Truan hasta las que miran a Quini y el Molinón o se recrean en el rock de Bruce Springsteen. El periplo que 'Gijón. Xixón. Epicentro. Fotografía (1858-1992)' ofrece al visitante es apabullante, en cantidad y en calidad de imágenes, en instantes que conducen a la playa, al puerto, al retrato, a la tarjeta postal, a la vida misma desde todos los enfoques. En la muestra que ayer abrió sus puertas con fondos del Muséu del Pueblu d'Asturies, el Museo Casa Natal de Jovellanos y el Museo del Ferrocarril se dan cita la ciudad, los ciudadanos y sus fotógrafos. Comisariada por Juaco López Álvarez, director del Muséu del Pueblu d'Asturies, y con la dirección científica de Francisco Crabiffosse Cuesta, propone un viaje múltiple abierto a numerosas visitas. No basta con una. Hasta el 12 de octubre será posible mirar a las paredes y también a las pantallas en las que se proyectan fotos y también vídeos familiares de los años veinte, así como recrearse con unas cuarenta cámaras fotográficas de distintas épocas.
La puesta de largo contó con la presencia de la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, que hizo un alegato en favor del patrimonio que atesoran los museos municipales y lo que implica. «Gijón crece de la mano de la cultura», dijo tras tomar la voz de Cristina García Rodero para hablar de lo que es la fotografía, «una lucha» para retener «lo que está pasando» y que así no muera. Es ese arte de «la verdad», de «lo accidental» el que se revela con intensidad y belleza en la muestra, que fue presentada también por Carlos Siñeriz, director de la Fundación Cajastur, pieza clave al ceder el Palacio de Revillagigedo para albergarla. La definió como «ambiciosa y delicada» e invitó a todos a acercarse a lo que «es un viaje por lo que somos y cómo hemos aprendido a mirar el mundo».
Efectivamente, la concejala de Cultura, Montserrat López Moro, reiteró con otras palabras lo dicho al hablar de la «memoria colectiva» que toma luz en estas instantáneas que custodian los museos municipales, pero que provienen de la generosidad de muchos ciudadanos que han sabido ver «el valor del patrimonio que atesoraban». Reafirmó la edil ese compromiso con la cultura que se deja ver en esas colecciones públicas que no paran de crecer.
Hubo, tras los discursos y antes de los vinos, una visita guiada por la exposición de la mano de Juaco López, que puso detalles e infinito conocimiento a cada una de las salas, abarrotadas todas ellas de un público que supo ver en esta muestra la más importante jamás organizada en la ciudad en lo que a fotografía se refiere. Allí estaban para atestiguarlo, Lucía Peláez y Saturnino Noval, del Museo Casa Natal de Jovellanos; Javier Fernández, del Museo del Ferrocarril, y el asesor científico Paco Crabiffosse, aliviado de que la ardua tarea de elegir entre millares de imágenes esté ya concluida y ante los ojos públicos. Y, con ellos, la excaldesa Paz Fernández Felgueroso y otros rostros de la política y la cultura locales, como Pilar Lafita. También fotógrafos, como José Ramón Cuervo-Arango, cuya obra forma parte de la muestra en el espacio dedicado al arte, que tiene hueco para ilustres como Camín o Juanes. Pero son tantos los nombres propios: de Marceliano de la Cuesta a Julio Peinado, Constantino Suárez, Manuel Espín, Gonzalo Vega... Todos esperan ya la mirada del público sobre su propia mirada del ayer.
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