Miguel Trillo y Jorge Fuembuena, en el Museo Barjola, donde se exponen sus trabajos. josé simal

La fotografía inunda Gijón

El Barjola da la bienvenida a las imágenes de Miguel Trillo y Jorge Fuembuena, mientras los Encuentros Fotográficos se despliegan por el Centro de Arte, la sala Astragal o la galería Vigil-Escalera

M. F. ANTUÑA

GIJÓN

Viernes, 25 de noviembre 2022, 18:39

La fotografía invade Gijón. El Museo Barjola inauguraba este viernes las exposiciones fotográficas de Miguel Trillo y Jorge Fuembuena, organizadas por el propio espacio, pero ejercía también de anfitrión y colaborador habitual de los Encuentros Fotográficos de Gijón, que alzaron el telón el jueves y ... que llevan miradas fotográficas dispares a diferentes lugares, desde Laboral Centro de Arte a la galería Aurora Vigil-Escalera.

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Fotografía de Yin Búnker que se muestra en Laboral Centro de Arte.

Pero empecemos por el Barjola, que acoge también la muestra dedicada a los Nuevos Talentos –Ana Valiño, Iñaki, Izquierdo y Enrique Fraga–, donde en la mañana de ayer Trillo y Fuembuena estrenaban sus exposiciones, muy diferentes pero que, como explicó la fotógrafa Sofía Moro, apelan al mismo lugar, a la emoción que recorre la obra de ambos. Trillo es un veterano que comenzó disparando su cámara en analógico y blanco negro sobre el Madrid de la Movida y su búsqueda de la manera de expresarse de los jóvenes le ha llevado a recorrer medio mundo y apuntar ya en digital y con una tarjeta de imagen hacia el universo cosplay. Fuembuena, más joven que el maestro Trillo pero con los 40 ya pasados, representa para Moro «una insumisión estética total» con una obra que no deja de ser un retrato de sí mismo.

Imagen de Vari Caramés, en la galería Aurora Vigil-Escalera.

Los tres participaron en el museo en una mesa redonda que trataba de definir el retrato, un concepto amplio, abierto, tan ecléctico como lo es la propia fotografía. 'Vistas y miramientos' se titula su exposición del Barjola, y en lo segundo, los miramientos, encuentra Trillo el retrato, que en su caso enfoca la edad de la revolución, del cambio, de hallar la identidad propia. El autor halló su porqué en esos jóvenes y junto a ellos ha configurado una trayectoria documental y artística que le ha hecho merecedor del premio que en Laboral Centro de Arte le entregaron los Encuentros Fotográficos a toda su carrera.

Imagen de José Carlos Ñíguez, en Laboral Centro de Arte.

Para Fuembuena, que trae a Gijón 'Blackout', el retrato «es un misterio sin resolución», un diálogo abierto «entre parecer y ser», entre «la ausencia y la presencia». Es el lugar en el que confluyen las miradas, es también un «acto de seducción», una invitación a jugar. Aunque «lo fundamental del retrato es la cuestión humana». Es una forma de comunicación no verbal en el que importa todo, también incluso el tamaño en el que se muestre la obra, desde la cercanía del pequeño formato a la distancia que puede propiciar uno mayor. Pero, al final, todos los caminos conducen al mismo lugar: «Todo viene de la pasión», concluye Fuembuena.

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Instantánea de Irene del Pino, cuya exposición está en la sala Astragal.

Es la fotografía la extensión de una mirada que se junta e interpela a la de otros. Y estos días en Gijón son múltiples las llamadas a mirar y disfrutar de lo que se cuenta y cómo se cuenta. El jueves en el Centro Municipal de la Arena abrió sus puertas 'Arquetipos', de Carmen Coque, mientras que en el Espacio Astragal sucedía lo mismo con 'Luces del Norte', de Irene del Pino.

Fotografía de Jorge Fuembuena que se muestra en el Barjola.

También se estrenó, en la galería Aurora Vigil-Escalera, 'Nadar', de Vari Caramés. Asimismo, debutaron en Laboral Centro de Arte y Creación Industrial 'Universo', de Yin Búnker, y  'Mar: silencios y enigmas', de José Carlos Ñíguez.

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