Avelino Sala, con su obra, en el Museo Barjola. josé simal

Congelados 'Esperando el milagro'

Avelino Sala inaugura este jueves en el Museo Barjola una instalación que pone el foco sobre el cambio climático y la inacción para frenarlo

M. F. ANTUÑA

GIJÓN

Miércoles, 21 de diciembre 2022, 21:18

Está siendo un final de año muy intenso para Avelino Sala, que ha estado en Miami, Abu Dhabi, tiene colectiva en Madrid y su arte siempre con mensaje, siempre con algo que reclamar en este mundo, se expande de Maputo a Montevideo. Y cierra el ... año en casa, en Gijón, ocupando un espacio tan especial y único como la capilla del Museo Barjola. Hoy se inaugura la instalación que este año ha resultado ganadora de la beca del museo. 'En busca del milagro' es el título de la muestra, que busca alertar sobre el colapso medioambiental que estamos viviendo, que no parece tener soluciones, por mucho que no hace mucho concluyera en Egipto la cumbre del clima. «Cada uno o dos años se reúnen y no sale de ahí nada, no se avanza en nada, y este es un momento muy crítico, no hay vuelta atrás, hemos rebasado todos los límites posibles».

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Llegados a este punto, solo queda esperar el milagro. Por eso el título de la instalación, que congela esas palabras sobre la zona donde se hallaba el altar de la capilla. Literalmente las congela. Pero busquemos el porqué de 'En busca del milagro', una frase inspirada en otros artistas. El primero, Bass Jan Ader, un neerlandés nacido en 1942 y probablemente fallecido en 1975. ¿De qué manera? «Era un tipo muy raro que desapareció en el mar haciendo su última pieza», explica Avelino Sala. Artista conceptual que frecuentaba el vídeo, la performance o la fotografía e indagaba en cómo perder el control cuando halló, o eso creemos, la respuesta definitiva. «El tipo se subió en un bote pequeñito, en Boston y su intención era cruzar el Atlántico y llegar a Europa», anota. «La suya es una historia casi mitológica, nunca se encontró el cadáver, se hallaron restos del bote en Galicia», afirma. Tampoco se sabe si es cierto, no hay constancia de lo que pasó, pero sí se sabe que trabajaba en un proyecto titulado 'In Search of the Miraculous'. Esa peripecia la vincula el creador gijonés a la de Robert Kinmont, un californiano nacido en 1937 que frecuenta el 'land art'. «Trabajó con el cobre mucho tiempo sobre el paisaje y tiene una pieza maravillosa que se titula 'Standing here in front of the montains is succes' (estar aquí en frente de las montañas es el éxito). Toma a ambos artistas como referencia para generar una pieza nueva. Roba el título de la Bass Jan Ader y en realidad compone una obra parecida a las que hacía Robert Kinmont empleando el cobre. »Busca mostrar esa metáfora de la decongelación de los polos, de la subida de temperatura en el planeta«, afirma Avelino Sala.

Es una obra que va a estar viva, porque irá soltando agua, va a generar hielo que empezará a caer. Las dimensiones rondan 2,8x1,80. En su interior, un sistema electrónico, gas, las resistencias de un congelador. Pero no es esta la única pieza que ubicará en el museo gijonés que este año le ha concedido su beca. Habrá una piececita más pequeña que es una bola del mundo hecha con musgo preservado. Es una suerte de jardín circular que sirve como metáfora de este mundo que «parece vivo pero está muerto, deshidratado y liofilizado».

Esa bola del mundo es de un tamaño similar a las habituales que emplean los niños, con un diámetro de unos 35 centímetros. En una peana, se situará a la entrada de la capilla. Hay una última pieza, un neón blanco pequeñito en el que se escribe «no return» sobre la pared pintada en negro. Es obvia aquí la referencia «al punto de no retorno en el que estamos metidos». Se cierra así el triángulo.

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No le gusta a Avelino Sala decir que su arte es político, pero sí ha de estar comprometido con el hoy. «El arte tiene que ser crítico y tiene que hablar del tiempo que estamos viviendo, no me gusta llamarlo arte político porque se confunde y parece que estamos haciendo propaganda y estamos tratando temas importantes de nuestro contexto».

Este arte es una forma de activismo climático muy diferente al que ahora parece haberse puesto de moda y que consiste en atacar obras de arte en los museos. «Es curioso, porque de alguna manera la repercusión que quieren la tienen, pero quizá no sea el objetivo más adecuado», señala Sala. Hay muchos artistas que con sus propias obras reivindican esa batalla por proteger el planeta, ergo «no hace falta lanzarse a atacar las de los otros».

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Por cierto que Avelino Sala tiene ahora en Montevideo y Maputo un proyecto comisariado por Blanca de la Torre con cierta relación con el del Barjola y que ha hecho viajar su obra por medio mundo. «Tiene que ver con el medio ambiente, es fabular sobre un mundo diferente. Las piezas se tienen que producir en el lugar para que no haya huella de carbono. Es un proyecto colectivo, hay un montón de artistas, yo lo hice sobre el 'Prestige', trabajé con el fiscal que llevó el caso, tuve una entrevista larga y accedí a la documentación del juicio, y lo hacemos es llevamos un vídeo y se imprimen una serie de documentos», relata.

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