Aparece en Bristol una carnavalada de Evaristo Valle desaparecida durante cien años

Según explicó el propietario, en septiembre de 2021, y procedente de una rica colección familiar, la obra salió a la venta en una casa de subastas de Bristol. 'Carnavalada en Cimadevilla' la disfruta pues este coleccionista con residencia en el Reino Unido, «desde donde amablemente se comunicó su adquisición al museo y se pudo comprobar que, efectivamente, el lienzo presenta repintes que se corresponden sin duda con los cambios que pueden observarse entre los dos estados de la obra», explican desde el museo, donde celebran que «esta ha sido la primera vez que una obra de Evaristo Valle se vende en el mercado internacional y su aparición en Bristol se explica por la actividad expositiva del pintor en la década de 1920».

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En 2020, aquella fotografía del estado original de la obra, que también se puede ver en esta información, formó parte de la exposición 'Valle, revelado', como parte de una sección documental donde se mostraban al visitante varios cuadros de los que nada se sabía bajo el epígrafe de 'Se busca'. Ya se le podría quitar el cartel. Su historia es la siguiente: Valle emprendió su primer viaje a Londres a finales del invierno de 1923, según sus propias palabras, «a la aventura, con el cajón de cuadros» y con la certeza de que sería un paso que le ayudaría a desembarcar posteriormente en Nueva York, como así haría en 1927. «Entre mayo y octubre de 1924, Valle hizo varios viajes a Londres para preparar el terreno y, finalmente, inauguró su exposición el 19 de noviembre en las Dorien Leigh Galleries, en el 7 de Cromwell Place, South Kensington. La muestra estuvo abierta hasta el 3 de diciembre, con veinte obras: seis carnavaladas, tres paisajes y escenas mineras y campesinas. Algunos eran lienzos de factura reciente, otros tenían ya algunos años y, como en el caso de la 'Carnavalada en Cimadevilla', posiblemente habían sido repintados».

Además de 'Carnavalada en Cimadevilla', creen en el museo, «es muy posible que otros cuadros de Valle permanezcan en el Reino Unido, sin que se tenga noticia de ello. Se sabe que el pintor regaló un lienzo a Paul George Konody –crítico de arte que propició la exposición de Valle en Londres– y es probable que el corresponsal Tulio Bonafoux le adquiriese obra o fuese obsequiado con alguna, en recuerdo del mecenazgo de su padre, Luis Bonafoux, que Valle nunca había olvidado. Los Bonafoux poseían una propiedad en Normandía y, ya en los años 50, Tulio escribiría a Valle contándole que habían desaparecido todos los cuadros que su padre conservaba allí, al ser la casita arrasada durante la Primera o la Segunda Guerra Mundial.

Por otro lado, «la revista 'Country Life' propuso que una de las obras de Valle fuese adquirida por la Tate Gallery y 'The Morning Post' animó a hacer lo mismo al industrial Samuel Courtlaud, quien había establecido un fondo de adquisiciones para la National Gallery y la Tate Gallery. Pero la idea de esperar en Londres hasta que se resolviese este trámite, quizá un año más, desalentó al artista y, temeroso de su agorafobia, que siempre lo atenazaba cuando pasaba periodos prolongados de tiempo en grandes ciudades, volvió a Gijón en enero de 1925 sin culminar esa operación, que habría supuesto su ingreso en el que hoy es el museo de arte moderno más visitado del mundo».