Aida épica y lírica

Está tranquila. Sostiene que un papel como este requiere asumirlo en la madurez. Exige una prima donna de su nivel para ser capaz de levantar la voz por encima de la orquesta y el coro. Y está tranquila también porque el elenco que la acompaña para dar vida a esa historia que dejó escrita el libretista Antonio Ghislanzoni es soberbio. Como lo es la composición de Verdi que en Oviedo interpretará la OSPA bajo la dirección de Gianluca Marcianò.

Jorge de León es Radamés y eso es una garantía porque con ese rol ha viajado el tenor de la Scala al Metropolitan. Es uno de los grandes personajes de su carrera: «Tiene una de las arias más conocidas, el 'Celeste Aida', es un registro para el tenor que abarca los 33 sí bemoles agudos, es de una exigencia vocal importante y requiere una técnica muy depurada, pero es uno de mis personajes fetiches», resume el cantante, que elogia el elenco y Oviedo, un lugar que le ha abierto las puertas desde sus inicios y que eligió para casarse en 2020. «Tengo un amor tremendo por este teatro, estoy en casa».

Están ambos, junto a Luis López Navarro, Ketevan Kemoklidze, Manuel Fuentes y Ángel Ódena, a las órdenes de Vivien Hewitt, que disfruta de su trabajo con ellos inmensamente: «Yo creo en el teatro de los cantantes, que pueden ser excelentes actores», dice. Siente que el concepto escénico no debe estar nunca por encima de la música, que el libreto y la partitura han de mandar siempre. Una vez seguidas esas máximas, su misión como directora es «ayudar al cantante a ser más verdadero». Elogia la humildad de los grandes divos quien se felicita por la belleza de una producción tan tradicional en su concepción que es pura fantasía, es un milagro que traslada a quien mira a toda esa monumentalidad del Egipto más clásico. Le gusta que así sea, porque sostiene que los montajes demasiado contemporáneos no siempre desatan la emoción del público. Y eso es por esencia la escena desde Grecia: «El teatro nace como una terapia de emociones y yo creo que este tipo de producción las provoca porque tiene en el público ese factor de mirar y decir 'guau'».

Mira, observa, corrige, busca Hewitt la manera de que esa experiencia romántica, dramática, esa épica en modo lírico se desate, emerja y aflore en las funciones. «El teatro nos calma, nos lleva a una dimensión de fantasía liberadora». Todo eso está por llegar.