Una mano de pintura para el Prerrománico

Buenas intenciones tiene el Principado para dar lustre a los monumentos del Prerrománico asturiano. La Consejería de Educación y Cultura quiere que el característico paisaje regional en el que se aúnan historia y arquitectura se mantenga e, incluso, recupere el esplendor que el paso de los años y los descuidos le han arrebatado. En este empeño han estado trabajando los últimos meses, con actuaciones puntuales, pero ahora apuestan por un plan mucho más ambicioso. Así lo anunció ayer el consejero de Educación y Cultura, Genaro Alonso, quien aprovechó su presencia en la iglesia de San Julián de los Prados -Santullano-, en la inauguración del Foro Juvenil del Patrimonio Mundial, para anunciar un plan de restauración de las pinturas murales del Prerrománico asturiano. «Uno de los proyectos y objetivos irrenunciables e inmediatos será enfilar la restauración de las pinturas de Santullano y de otros templos de Asturias. Es un objetivo además urgente, dado el estado de algunas de ellas», reconoció.

El objetivo es llevar a cabo una mejora importante en el interior de los monumentos, un tema que no es nuevo y que, por la forma de acometerlo, genera constantes debates. La última vez que se llevó a la palestra pública fue el pasado mes de febrero, durante unas jornadas científicas auspiciadas por el Principado para conmemorar el 30 aniversario de la declaración como Patrimonio Mundial de la Unesco de Santa María del Naranco, San Miguel de Lillo y Santa Cristina de Lena. Entonces, el Gobierno regional dictaminó que «los monumentos del Prerrománico asturiano están en general en buen estado» -a pesar de que varios expertos alertaban de lo contrario-, añadiendo que «solo precisan actuaciones inmediatas en el caso de San Miguel de Lillo, San Julián de los Prados y Santo Adriano de Tuñón». Este nuevo plan promete ponerle remedio, puesto que esos son precisamente los monumentos en los que se prevé actuar, no así en San Salvador de Valdediós, que es otro de los que necesita mejoras.

Más allá de las localizaciones de las necesidades más acuciantes, poco más ha dejado entrever el responsable de Cultura. No ha especificado ni plazos ni la partida presupuestaria destinada. La única fecha que se atrevió a manejar fue la de «esta legislatura» para poner en marcha el proyecto.

Cuando llegue, el plan deberá poner solución a los problemas de humedades, de años de olvido y de corrosión que han afectado a monumentos que tienen, aproximadamente, 1.200 años de antigüedad, y que son uno de los principales reclamos turísticos del Principado desde el punto de vista cultural.

En el caso concreto de Santo Adriano de Tuñón, y según decían en aquel congreso los expertos, se deberá trabajar en los daños «ocasionados por fábricas adosadas al templo»: el cementerio de la cara Norte -ya retirado- hacía que las humedades afectasen al interior. No mejor suerte corre San Julián de los Prados, que está a la espera de que se solucione «el deterioro progresivo que ha avanzado en las últimas décadas» y donde el principal problema que tendrá que afrontar el Principado es la forma de eliminar la cal que se acumula en los muros para después lograr la consolidación de la rica y variada pintura mural que aún conserva el templo. Si bien, antes de comenzar a actuar en este templo, el Gobierno regional debe esperar al estudio previo que realicen los responsables del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), dependiente del Ministerio de Cultura. También fue requerida su intervención para el caso de San Miguel de Lillo, cuyo estudio ya concluyó y en el que se han realizado trabajos de consolidación -especialmente en la famosa figura del músico, que corría riesgo de desaparecer-, pero que ahora deben ser ampliados. Las prioridades para el monumento del Naranco pasan por mejorar los paneles de estuco con capa pictórica.

Las de estos tres templos son las pinturas más representativas del Prerrománico asturiano. En el resto, o están mucho peor conservadas o han desaparecido.

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