El Hípico recuerda a Joaquín Bilbao

Una frase acuñada por un fotoperiodista y que se extendió como una máxima dentro de la profesión reza que la verdadera obra de un fotógrafo se aprecia cuando falta. La cámara de Joaquín Bilbao (Gijón 1957-2015) se apagó el pasado mes de enero y, apenas siete meses más tarde, su legado como fotógrafo del Hípico quedaba expuesto en Las Mestas, escenario en el que plasmó victorias y decepciones, así como la trastienda de una competición a la que siempre estará ligado.

«Cuando ya no estamos aquí, lo que quedan son nuestras fotos», resumía Xurde Margaride, comisario de la exposición en honor a Joaquín Bilbao, que a través de veintitrés imágenes pretende plasmar la visión del fotógrafo en el Concurso de Saltos Internacional (CSIO) desde 1999 hasta 2014. «Está montada sobre unas estructuras que recuerdan a un recorrido hípico, con sus ocho obstáculos, para reflejar el ojo de Joaquín», explicaba Margaride, que trabajó codo con codo durante varios años con quien retrató la cita más importante del calendario hípico asturiano a lo largo de 15 años, tras enseñar el recorrido a Esther, la hermana del que fuera fotógrafo de EL COMERCIO.

En Las Mestas, donde ayer muchos le echaban de menos, se vivió una tarde de sentimientos encontrados. Las cámaras seguían disparando, como siempre, salvo por el momento de tregua que se tomaron sus compañeros de profesión para contemplar orgullosos su obra, con su memoria flotando para siempre sobre un recinto en el que se movía por cada rincón como por el pasillo de su casa.

«Era un grandísimo profesional, pero sobre todo una persona excepcional que se sabía ganar el cariño de la gente», describía Jesús Martínez, concejal de Deportes del Ayuntamiento de un Gijón al que Bilbao ayudó a difundir internacionalmente con su cámara. Desde ayer, la ciudad que él tanto quería trata de devolverle un trocito de esos servicios mostrando algunas de sus mejores fotos.