PACHÉ MERAYO
GIJÓN.
Sábado, 3 de octubre 2020, 00:08
AlNorte se nutre de arte para hablar, observar, sentir, disfrutar y reflexionar. Ayer, en su segunda jornada de programa, en la que artistas, galeristas, autoridades y patrocinadores se unieron para celebrar otra nueva edición, todos esos verbos desembocaron en una mirada profunda al mundo. ... De hecho, las dos exposiciones que abrieron sus puertas, en Laboral Ciudad de la Cultura y el Museo Barjola, pudieran ser un espejo de lo que está ocurriendo en él. Pero también una evidencia de que el arte es necesario. Por eso, como advirtió el director general de Cultura, Pablo León, debe mantenerse en el «territorio de la resistencia». Un lugar que empezó a dibujar su fuerza en pleno confinamiento, cuando la «cultura nos permitió vivir de verdad en un momento en el que lo que había era solo supervivencia». Así lo recordó la alcaldesa de Gijón, Ana González, en un emocionado discurso de agradecimiento a quienes mantienen la llama con iniciativas como ésta que dirige Ángel Antonio Rodríguez, que aprovechó para anuncia que, pese a todas las crisis, «en 2021 habrá celebración de los 20 años transcurridos».
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Sonaban esas palabras en el Museo Barjola, ya a la noche. Pero la jornada de AlNorte, la Semana de Arte Contemporáneo que cuenta desde su nacimiento con el apoyo de EL COMERCIO, comenzaba a mediodía, justo cuando la lluvia arreciaba y se dejaba oír bajo el techo de cristal del Patio Corintio de Laboral, aliando su goteo con las intenciones de Diana Velasquez, que ha llevado 'La espera' a sus monumentales columnas. En cada una, la figura de un anciano. Diez componen lo que llama su «metáfora de la pandemia». Con ella recuerda y muestra a las «personas mayores que pasaron a un último plano en lo peor de la primera ola y esperaron y esperaron a ser atendidas». Algunas hasta llegar a la muerte. Ahora miran a quienes acceden a la Laboral con una sonrisa gigante detenida en el tiempo.
Y si 'La espera' habla de los virus que corren por las calles, la exposición del Barjola pone voz a la necesidad de «habitar sin dañar». Su autora, la artista colombiana, también becada, Florencia de Titta -que ayer se emocionó al dedicar a su abuela asturiana, su trabajo-, viaja a los orígenes de una cultura ancestral, la de Aymara, en Perú, para recordar que hay lugares en el mundo donde la relación con la naturaleza sigue siendo limpia. Lo hace con 14 tapices realizados con negativos de fotografías de sus propias esculturas. Cose De Titta su discurso con la palabra habitar en los 14 idiomas más hablados del planeta, para «recordar que ese concepto es universal». Pero también para insistir en lo que la propia palabra significa.
Buscaban ayer los orígenes de esas palabras todos cuantos se citaron entre ellas, tras la apertura el jueves, en el Niemeyer de Avilés, del calendario de actividades. Lo hacía el director de la Semana de Arte y como él representantes de las diferentes instituciones que respaldan la cita, La Fundación Cristina Masaveu Peterson, la Fundación Edp y la Fundación Sabadell, ayer representada por Gabriel del Campo. Las tres patrocinan AlNorte, junto con el Ministerio de Cultura, el Principado de Asturias y los ayuntamientos de Avilés y Gijón.
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