El alcalde de Cudillero: «Las obras de los Selgas son privadas. Nunca han sido de titularidad pública ni municipal»

«Malestar» y «perplejidad» son las sensaciones que imperan en un amplio sector de la Iglesia asturiana, como explica el canónigo de la Catedral José María Hevia, después de que el vicario general, Jorge Juan Fernández Sangrador, y el ecónomo diocesano, Antonio Nistal, emitiesen sus votos favorables. «Fue una decisión muy inconsciente y muy imprudente que tomaron dos personas en nombre de toda la Diócesis», carga Hevia, uno de los mayores conocedores del Greco que los Selgas intentaron 'colocar' en Budapest y que defiende que «esa decisión no tenía que haberse tomado de esa manera, de forma unilateral y sin haber pasado por los órganos consultivos del Arzobispado. Cuando hablamos de unas cifras de ese calibre y de una obra de arte sacro tan relevante, conviene que las cosas se consulten institucionalmente. Es una dejación de funciones, pero aquí todo el mundo se lava las manos».

Uno de los que sí admiten su error es el ex vicerrector Francisco José Borge, que, en el transcurso de la cita, a la que asistió por videoconferencia, se limitó «a preguntar sobre los precios de los cuadros, por pura curiosidad. Ahora me arrepiento de no haber ido más allá». Aunque en su favor alega que «la operación se presentó como algo hecho, que venía de atrás», y recordó que «ya en 2017 se le dio autorización al presidente para realizar cualquier venta», mientras que, en esta ocasión, «no hubo una consulta, sino que fue algo informativo»: «Es un Patronato en el que no tienes mucho poder, pero sí puedes emitir un voto negativo. Cualquiera de nosotros podríamos haberlo hecho. Ahí estuvimos poco hábiles».

El otro representante de la institución fue su entonces rector, Santiago García Granda, que coincide con Borge en que todo «se presentó como una auténtica necesidad de supervivencia, de seguir generando ingresos para el mantenimiento de sus propiedades», entre ellas, el hotel que la Fundación tiene en Sevilla. Algo así como:«Si no se hace esto, no solo corre peligro la colección, sino la propia Fundación Selgas».

«Fue la única salida que vimos para que pudiera subsistir. Sobre todo, para mantener en pie La Quinta de El Pito. Y fue unánime. Nosotros no nos íbamos a oponer a una decisión que era mayoritaria. Ahí estaba todo el mundo. Estaba el Principado, que podía haber comprado esos cuadros cuando quisiera».

Y mientras que el diputado de Foro Pedro Leal cargaba contra la consejera, Berta Piñán –que en realidad no estaba porque delegó su voto en el presidente–, de quien dijo que «está dedicada al clientelismo de la minoría asturianista y olvida los verdaderos intereses del conjunto de los asturianos», el alcalde de Cudillero, el socialista Carlos Valle, que asistió presencialmente a la cita madrileña, sacaba la artillería: «Ya somos muy pesados con lo del cuadro. Estamos hablando de una obra de titularidad privada, algo que parece que no está claro, porque seguimos dando vueltas todo el día a esta historia. No es de titularidad municipal ni pública». Y dice más:«Una tontería tan absurda y ridícula que damos una imagen de idiotas fuera de Asturias. La gente habla de robo, ¿de robo de qué? ¿Tu familia tiene un cuadro y tienen que opinar tus vecinos? Oye, no. No os confundáis:esto no es patrimonio asturiano».

Así que cree que «lo menos malo era dejar el Goya de forma permanente en el Prado, un museo prestigioso al que podemos tener acceso todos y cada uno de los españoles. Yo no digo que no sea una tristeza, pero todo esto ha servido a la gente para hacer un 'Salsa rosa' en mitad de una pandemia». Así que –sostiene– «hora tenemos que centrarnos en hacer buenos convenios con el Prado para poder disfrutarlo también en Asturias. El objetivo principal de la Fundación, que no percibe ningún rendimiento económico de ninguna administración pública, es que La Quinta resplandezca».