A. VILLACORTA
Domingo, 12 de febrero 2017, 10:45
Gonzalo Suárez Morilla, nacido en Oviedo en los albores de la revolución minera de 1934, lleva la rebeldía en la sangre. Y, no por casualidad, es uno de los cineastas españoles más críticos y heterodoxos. Realizador y novelista, Aleixandre, Cortázar o Max Aub le veneraron. Yam Peckinpah, fascinado por sus Ditirambos, lo llevó a Hollywood, un ecosistema que ha confesado detestar. Fue asesor e hijo, de Helenio Herrera y a la izquierda española la ve «meliflua».
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