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REDACCIÓN
Jueves, 29 de diciembre 2016, 03:43
Regresa al Teatro Campoamor. A las mismas tablas a las que se subió en octubre para recoger su Princesa de las Artes. Ahora llega Núria Espert con 'Incendios', la obra de Wajdi Mouawad con dirección de Mario Gas que la tiene girando por España después de llenar hasta la bandera todas las funciones en el Teatro de la Abadía de Madrid. «Fíjese, me produce una cierta emoción volver al Campoamor, estamos a mitad de la gira, visitando tantas ciudades españolas, pero de pronto Oviedo, después de aquella tarde, se ha vuelto especial».
Tiene muy frescos en la memoria Núria Espert todos esos recuerdos. No olvida la solemnidad de la ceremonia, el hermoso discurso de Richard Ford y menos aún su paso por Gijón. «No paré de hacer cosas, no paré de recibir alegrías una tras otra, me fui sintiéndome profundamente querida por el público y espero que ese cariño haya persistido», confiesa desde Madrid. Mención aparte reciben las actrices que le rindieron homenaje en la Escuela Arte Dramático (ESAD): «Fue precioso, no tengo palabras para decir lo que me gustó, las actrices dominaban el espacio, el guion era magnífico, la dirección espléndida... Yo no contaba con eso, pensaba que iba a saludar y me encontré con ese regalazo, me emocionó muchísimo por lo inesperado».
Su regreso tiene forma de tragedia, la que escribe el dramaturgo Wajdi Mouawad, al que considera un «número uno del teatro contemporáneo». Porque -dice la Espert- 'Incendios' es «una obra maestra». «Es puro teatro contemporáneo y al mismo tiempo empalma con Shakespeare y con los griegos, es un perfume nuevo, diferente, no se parece a nada que ya conoces, es un grandísimo dramaturgo». Es una obra que duele pero que no deja llagas abiertas en el auditorio. «El público no va a salir con heridas, va a salir emocionado y con esperanza, porque todo eso terrible que contamos lo cuenta un poeta, esa es la diferencia con otro tipo de textos, aquí hay la mano de un poeta ordenando los hechos y él sabe muy bien hasta dónde llegar».
Está completamente entusiasmada con 'Incendios'. Su Nawal es de esos papeles que dejan marca en la piel, en las vísceras y en la cabeza: «Sí, absolutamente sí, es de los que cuando sales de actuar algo se ha apretado ahí, eso que duele muchísimo», dice. Y explica cómo gestionar ese dolor, ese sufrimiento verdadero que a ella la arrolla sin remisión en un momento concreto del montaje. «Es un dolor siempre renovado», es fresco y verdadero cada vez que se sube al escenario, porque para ser Nawal, para meterse en el pellejo auténtico de los personajes, «hay que hurgarse en los sitios donde duele».
Sigue habiendo muchos textos hoy capaces de conmemover. De impactar incluso a una actriz con un carrerón como el suyo. «Hay mucha gente que escribe maravillosamente, pero textos que me han llegado a mí de una forma tan directa al corazón como este, pocos en toda mi carrera, que ya es larga». La función se verá a finales de marzo en el Niemeyer de Avilés y a principios de abril en el Teatro Jovellanos de Gijón.
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