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ELENA S. HERRERO
Viernes, 7 de octubre 2016, 00:55
¿Alguna vez ha sentido la necesidad de expresar sus ideas u opiniones acerca de lo que le rodea? Jorge Barco Ingelmo (Salamanca, 1977) lo hace -y muy bien- a través de versos cargados de humor e ironía. Lo hace tan bien que ha sido galardonado con el XV Premio Emilio Alarcos de Poesía, con su poemario 'Ritmos Latinos', que se falló en la tarde de ayer en el Palacio de Conde de Toreno de Oviedo.
Quizá la contundencia de sus versos llamó la atención del jurado, compuesto por el catedrático de la Universidad de Granada y Premio Nacional de Poesía Luis García Montero, la catedrática de Lengua Española de la Universidad de Oviedo Josefina Martínez, el Premio de la Crítica y Nacional de Poesía Carlos Marzal, el editor Chus Visor, la poetisa Aurora Luque, y el doctor en Letras, profesor de la Universidad de Oviedo y colaborador de EL COMERCIO José Luis García Martín. Como esos que dicen: «Publícame hijo de la gran puta». Que, sin ánimo de «ofender a nadie», intentan acercar al lector a otro tipo de poesía. «Es un libro que critica a la sociedad con mucho humor y se diferencia de los demás», explicaba emocionado su autor a EL COMERCIO.
«Es algo distinto, que creo que no se ha hecho antes. Y hacer algo nuevo en poesía es difícil», cuenta sobre una crítica que se extiende «a la moda, la cocina o la sociedad» y con la que espera que todo el mundo se ría. «Te puede gustar o no. Eso sí: al que le gusta, le gusta de verdad».
El jurado ha querido destacar la «capacidad de innovación» de Jorge Barco, «su sentido de la ironía» y «el tratamiento lírico que hace de la vida contemporánea». Y todo ese conjunto de detalles literarios y su indudable toque humorístico hicieron que el trabajo del salmantino, quien vivió cinco años en la localidad asturiana de Pola de Lena, se impusiera por mayoría en la votación final a los otro ocho poemarios que optaban al galardón tras la preselección entre las ochenta obras presentadas.
Y es que tan «honorable premio» no cae en manos de cualquiera. Toda una sorpresa para Jorge, quien, tras recibir la llamada del viceconsejero de Cultura del Principado, Vicente Domínguez, no pudo dejar de asombrarse. «Ese premio lo han ganado siempre poetas muy buenos», decía el autor salmantino. A lo que Domínguez contestó: «Eso significa que eres un poeta muy bueno».
El galardón, que concede la Consejería de Educación y Cultura del Principado de Asturias desde 2002, está dotado con 7.200 euros y la correspondiente publicación de la obra ganadora. Algo que no le viene mal a Jorge Barco, porque justo acaba de ser padre el pasado 16 de septiembre. Y de gemelos. «Así que ya sé a que destinaré el premio», bromeaba.
En el acto celebrado ayer, Josefina Martínez, viuda de Emilio Alarcos, quiso recordar que el premio intenta mantener vivo uno de los talentos más notables del maestro de lingüistas: «La capacidad para descubrir calidad en el escritor auténtico o desconocido». Y, según Martínez, en esta edición ha habido un hallazgo. Unas palabras que fueron pronunciadas, eso sí, sin quitarle ojo a la ganadora del año pasado, la profesora en Literatura de la Universidad de Granada Ioana Gruia, quien presentó y leyó algunos de los poemas de su libro 'Carrusel': «Hoy no va nadie al carrusel, ya viejo, pero yo me imagino aún sus giros. Y mis instantes de alegría intensa relumbran como el carrusel dorado». Y así, con versos, despidieron una edición más de este premio, dejando a la palabra ser protagonista.
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