«La historia es cíclica»

Javier Olivares (Madrid, 1958) ha venido a la Semana Negra para hablar de una de la series televisivas de mayor éxito, El Ministerio del Tiempo, cuya idea, guion, dirección y producción compartió junto a su hermano Pablo, hasta el fallecimiento de éste en 2014. Otras series de la pequeña pantalla también han llevado su firma, de Los Serrano o Los hombres de Paco a la muy galardonada Isabel.

Usted es licenciado en Historia y máster en Estética. ¿La Historia es estética?

Es la estética del poder, que no la ética. Pero el historiador ha de buscar fuentes contrapuestas. Y cuando transforma la Historia en literatura o en guion, saber que es ficción pero no porque te la inventes a modo de recreo. Al menos, en mi caso.

Ha hablado de tres momentos cruciales en la Historia de España, los reinados de Isabel la Católica, Felipe II y Fernando VII. ¿Por qué fueron tan importantes?

Fueron tres momentos en los que España pudo avanzar hacia la modernidad y no lo hizo. Isabel expulsó a los árabes y lo judíos, el imperio de Felipe II se mantuvo a costa de la miseria de Castilla y Fernando VIIllevó a la muerte las Cortes de Cádiz.

Volviendo a los guiones, ¿qué errores no deben cometerse nunca?

El error más grave es previo: si no tienes nada que contar, cállate. Otro problema es confundir al guionista con un entretenedor, en vez de un narrador. Lo que importa es tener una buena idea y calcular si puede convertirse en un buen guion.

¿Los guionistas continúan siendo los parientes pobres en la mesa de la televisión y el cine?

Su situación económica es precaria, los sueldos muy bajos y el índice de paro altísimo. En el cine, son las chachas, entre otras cosas porque más del noventa por ciento de las películas son de autor, es decir, del director. Y no parece que eso sea sano para la industria.

¿De qué modo surgió El Ministerio del Tiempo?

Se nos ocurrió quince años atrás. Mi hermano Pablo y yo habíamos dejado de trabajar juntos y quisimos volver a hacerlo en una serie que fuera capaz de gustarnos como espectadores y disfrutáramos escribiéndola. Aunque no fuera a llevarse a la pantalla. Pero cuando se le detectó el ELA por el que falleció, me pidió que intentáramos ponerla en pie. Y lo hicimos, teniendo el control de la historia mediante la producción.

El planteamiento aborda, yendo del presente al pasado y viceversa, la inconveniencia de tergiversar la historia. ¿No abundan los tergiversadores?

Sí, es algo que forma parte de la serie, la cual apunta hacia la Historia con mayúsculas, pero sobre todo a la historia con minúsculas, a los seres anónimos a los que no les importan los emperadores, sino su mujer o sus padres. Ahí radica el drama.

¿Qué opinión tiene acerca de las controversias en torno a la memoria histórica?

Carecemos de memoria histórica. Todo lo que duele lo pasamos por alto. Y es curioso que hubiera mayor interés por la Historia en la antigua televisión pública que después de la llegada de las privadas. Se ha industrializado todo y el share de la televisión es el share del país. Hay quien dice que se han hecho demasiadas películas sobre la guerra civil. No las suficientes y, sobre todo, no las que se deberían haber hecho.

¿De qué modo explicaría el éxito de El Ministerio del Tiempo?

Porque está hecha con verdad y la gente tiene muchas ganas de saber. Se han multiplicado las búsquedas de datos históricos en Wikipedia y hasta Lope de Vega ha sido trending topic mundial. Ha habido copias piratas con subtítulos en veinte idiomas, del ruso al chino. Es una serie que divierte sin caer en el desatino de lo superficial, que no aburre e ilustra.

Habida cuenta de los viajes que emprenden al pasado, ¿la historia es cíclica o se repite a modo de caricatura?

Claramente, es cíclica. Por ejemplo, Felipe IIaspiraba a que los problemas se arreglasen solos, los dejaba pasar... Hay alguna figura del presente que se le parece mucho...

¿Sin señalar?

Sin señalar.

¿Saldremos del laberinto español y sus nacionalismos?

La salida es que los políticos y los ciudadanos tengamos credibilidad. Y la buena gestión. Isabel y Fernando recurrieron a los reinos periféricos contra los castellanos y cristianos viejos, pero al final respaldaron la Inquisición, que no tuvo tantos motivos religiosos como políticos y económicos. Torquemada mismo era de sangre conversa. En el presente, hemos de recordar aquella frase de Adolfo Suárez, elevar a categoría política normal lo que a nivel de la calle es normal.

Obama en España. ¿Tendría un papel entre los personajes positivos de El Ministerio del Tiempo?

No sé cuál sería su papel en El Ministerio del Tiempo, pero pienso que es una personalidad política memorable, capaz de sonreír y de decir las cosas empleando conceptos claros. Ha luchado dentro de sus posibilidades por unos Estados Unidos mejores. Pasará a la Historia.

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