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De izquierda a derecha, los obispos de Lugo (Alfonso Carrasco) y Orense (Leonardo Lemos), Jesús Sanz Montes, el cardenal Müller, los prelados de Burgos (Fidel Herráez) y Santander (Manuel Sánchez) y el administrador diocesano de Palencia (Antonio Gómez), en el Seminario Metropolitano de Oviedo antes de la conferencia.
Cardenal Müller: «Deberían investigar también los crímenes contra sacerdotes y obispos»

Cardenal Müller: «Deberían investigar también los crímenes contra sacerdotes y obispos»

El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe llama a la «reconciliación» y a «no reabrir viejas heridas»

AZAHARA VILLACORTA

Jueves, 5 de mayo 2016, 00:26

Algunos se han empeñado en presentarle como «el enemigo del Papa», por aquello de que representa a la línea más dura de la Iglesia, pero lo cierto es que Francisco lo ha mantenido como prefecto de la poderosa Congregación para la Doctrina de la Fe, la encargada de conservar las esencias de la fe católica, la máxima responsable del dogma, un cargo que ocupa desde julio de 2012. Con esas credenciales y dominando el español, el cardenal Gerhard Ludwig Müller (Maguncia-Finthen, 1947) pisó ayer Oviedo para ofrecer una conferencia titulada '¿Qué podemos esperar de la familia?' dentro de la gira española de presentación de su nuevo libro: 'Informe sobre la esperanza' (Biblioteca de Autores Cristianos), en el que es entrevistado sobre el matrimonio, la ideología de género, los divorciados vueltos a casar o el aborto.

El escenario elegido para la presentación del purpurado alemán fue el Seminario Metropolitano, donde el cardenal Müller fue recibido por el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, además de por otros cinco obispos (Burgos, Santander, Astorga, Lugo y Orense) y por el administrador diocesano de Palencia, ante quienes sostuvo que «la familia está en crisis» y que la Iglesia no puede legitimar las nuevas uniones entre personas divorciadas toda vez que «van contra los diez mandamientos de Dios», lo que provoca que «pierdan el estado de la gracia que han recibido en el bautismo».

Así, el cardenal alemán precisó que, «aunque los divorciados no son excomulgados canónicamente, hay otro tipo de excomunión: la sacramental». Y, por eso, «no pueden comulgar antes de la regulación de su vida y de recibir el sacramento de la penitencia», puesto que se encuentran en «pecado mortal, que es algo que va contra el amor de Cristo, mientras que la comunión nos une con Cristo». Y, para más 'inri', «la Iglesia no tiene poder para cambiar esto».

Defensor, asimismo, de que «la Iglesia no puede reconocer a las parejas homosexuales», ya que «el matrimonio entre el hombre y la mujer con sus hijos está enraizado en la creación», Müller también aludió a los retos que enfrentan: «En la vida de las familias no solo hay nubes azules y el matrimonio no es solo chupar azúcar. La educación de los hijos no siempre es fácil, pero podemos vincular nuestros sufrimientos con los sufrimientos de Cristo crucificado». Eso, tras explicar que él mismo no fue un niño fácil, agradecer la paciencia de sus padres y aclarar: «Nosotros no tenemos hijos en ese sentido, pero en otro sentido sí porque nos preocupamos de jóvenes y adultos».

Y tras defender la Teología de la Liberación alejada del marxismo y vinculada a la Doctrina Social de la Iglesia, también se refirió a la querella que investiga los crímenes del franquismo después de que la jueza argentina María Servini de Cubría haya pedido colaboración al Vaticano para que aporte toda la documentación que obra en su poder «relativa a las relaciones entre la Iglesia católica y el Estado español entre el 17 de julio de 1936 y el 15 de junio de 1977», el periodo que abarca una investigación que comenzó en 2010.

Al respecto, el purpurado aseguró que «es un tema de la Iglesia de España», pero que, en todo caso, «deberían investigarse también de los crímenes contra la Iglesia, contra tantos laicos, sacerdotes y obispos que perdieron sus vidas». Y, así, acusó a determinados grupos de querer «manipular ideológicamente, gente interesada en crear tensiones», y pidió que «en España haya una reconciliación». «No se debe utilizar la historia para crear nuevas tentaciones y líos», sentenció Gerhard Ludwig Müller ante Sanz Montes, a quien la jueza reclama también información, ya que entre los denunciantes «hay nietos de desaparecidos y víctimas directas de la represión y la tortura del régimen de Franco» de origen asturiano.

Y si el arzobispo de Oviedo guardó silencio sobre los represaliados, Müller, que aseguró «conocer bien la historia de España» y no sentirse un extranjero aquí, llamó a «no reabrir viejas heridas», por lo que instó a «todos los partidos democráticos a trabajar juntos y hacer coaliciones en favor del bien común»: «El bien común debe ser el objeto de todos los políticos y no solo el propio interés personal, parcial, de mi partido, de mi ideología y los demás no me interesan». Una llamada extensible a toda Europa, donde «somos hermanos y hermanas».

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