Asistentes al acto celebrado en la sede del Ridea.

Balbín: «Contar lo que pasa es fascinante»

El presentador de 'La Clave' se convierte en el primer miembro de honor del Colegio de Periodistas de Asturias

Azahara Villacorta

Miércoles, 4 de mayo 2016, 00:32

«Me siento como si a un cura le hicieran Papa. ¡Qué más puedo pedir!». Exultante estaba José Luis Balbín (Pravia, 1940) tras convertirse en el primer miembro de honor del Colegio de Periodistas de Asturias. Porque cualquiera que conozca bien a este praviano de pro sabe que hay dos cosas de las que se siente «verdaderamente orgulloso»: «De mi profesión de periodista y de mi condición de asturiano». Así que, al ser galardonado en casa por sus colegas, aseguró que era imposible imaginar «mayor honor» para quien ya tiene en su haber el título de Hijo Predilecto de Pravia ante representantes culturales y políticos de distintos signos encabezados por el consejero de Presidencia, Guillermo Martínez, y el presidente de la Junta, Pedro Sanjurjo.

Publicidad

Emocionado hasta las lágrimas y tirando de sentido del humor para referirse a los problemas de salud que arrastra desde que sufriese un ictus, fue su amigo, «camarada» y colaborador de EL COMERCIO Diego Carcedo el encargado de glosar la figura de quien «consiguió despertar el interés de los españoles por la libertad» colándose en sus televisores.

Eran tiempos de serias «reticencias» por parte de diversos sectores a abrazar la democracia. Pero entonces llegó él -ya curtido en lides de peso como una corresponsalía en Alemania- con 'La Clave' para «enfrentar esos peligros» con «valentía y calidad profesional», «capaz de sentar a la misma mesa a Santiago Carrillo, 'La Pasionaria', Manuel Fraga o líderes de extrema derecha con normalidad».

Así que Carcedo no tiene duda de que José Luis Balbín Meana figura ya, por derecho propio y cuando se cumplen 40 años de la primera emisión del programa de debate, en la lista de personalidades «decisivas» que protagonizaron la Transición junto con el Rey, Adolfo Suárez, Felipe González, Gutiérrez Mellado, «que metió en cintura al Ejército», o el cardenal Tarancón, que hizo lo propio con una jerarquía eclesiástica «que se resistía a perder su estatus de 40 años de privilegios». Porque Balbín -defendió- se cuenta entre «quien más hizo y con más resultados para que los ciudadanos aceptasen las bondades de ese proceso que se estaba desarrollando en España», logrando que su inseparable pipa se convirtiese en un instrumento para dirigir «una tertulia aparentemente ingobernable».

Precisamente a los tonos de las tertulias actuales se refiere el propio Balbín en el epílogo de un libro que acaba de ser publicado con motivo de este galardón: 'La prensa que leen los asturianos'. Un volumen que ha sido editado con la colaboración del Principado, cuyo epílogo corre a cargo de Lalo Azcona, que incluye un estudio del profesor Sergio Rochera (autor de una tesis doctoral sobre el asturiano) y que recupera la tesina con la que el alma mater de 'La Clave' concluyó sus estudios en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid en 1963.

Publicidad

En aquel trabajo, Balbín dedicaba un capítulo a 'EL COMERCIO, decano de la prensa de Asturias' y otro a 'Adeflor', director del que cuenta que «tuvo ofertas muy considerables para pasar al periodismo nacional», pero que «prefirió permanecer fiel a su periódico». Y, ya refiriéndose a cuestiones de actualidad, denuncia que «no corren buenos tiempos para el periodismo», que «las presiones de toda índole siguen estando ahí, lo que impide ejercer la profesión en libertad», y que «los debates políticos, en vez de ser un foro sosegado y enriquecedor de intercambio de opiniones, se han convertido -salvo honrosas excepciones- en un guirigay en el que predominan el vocerío, las interrupciones mutuas o incluso el insulto para aquel que no opina igual».

Y, pese a que la «'libertad de expresión' se utiliza de manera fraudulenta y partidista», Balbín se siente agradecido: «Mi independencia ha sido siempre un principio innegociable y he pagado un precio por ello, pero, llegado a este punto de mi vida, no guardo rencor a nadie y no siento más que agradecimiento por una profesión que me ha dado muchísimas satisfacciones». Así que llama al optimismo: «Confío en que, poco a poco, las aguas vuelvan a su cauce y el periodismo recobre el prestigio y credibilidad que nunca debió perder». Porque, como reza el santo y seña de este gran oficio, se trata solo de «ser testigos de lo que pasa y de contarlo. Fascinante, ¿no?».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad