Una mirada al margen

Su vida es mirar y disparar al margen. De todo y de todos, buscando la singularidad, abordando asuntos espinosos, adentrándose con su cámara en territorios inhóspitos e inéditos para mostrar la excepcionalidad del ser humano. El Centro de Cultura Antiguo Instituto de Gijón inauguró ayer la exposición retrospectiva que la Fundación Mapfre ha organizado sobre la fotógrafa Paz Errázurriz (Santiago de Chile, 1944). Hasta el 19 de junio se dejarán ver en la sala 2 más de 170 obras en la que se resumen cuatro décadas de disparos sobre la vida.

De la relevancia de su trabajo da cuenta un currículo que incluye el Premio PhotoEspaña 2015 y su presencia en la última Bienal de Venecia representando a Chile. Pero antes de llegar hasta aquí y ahora, Errázuriz se formó a sí misma en los difíciles años setenta de la dictadura de Pinochet y la represión saliendo a la calle a documentar lo que pasaba cámara en mano. Así nació su fotografía de compromiso y riesgo, de búsqueda y encuentro de dignidad, humanidad y naturalidad en sus retratos, en historias dispares siempre narradas desde el respeto y forjadas en la confianza.

La retrospectiva comisariada por Juan Vicente Aliaga camina por toda la trayectoria vital de Errázuriz de forma cronológica, desde los años setenta hasta sus trabajos más recientes, y se mueve por escenarios que van del mundo del boxeo al del circo, de los travestis perseguidos por la policía a quienes viven recluidos en los psiquiátricos. «En la extensa trayectoria fotógrafica (...) de Errázuriz se constata con frecuencia el interés por adentrarse en espacios indebidos donde se practicaba la exclusión de género (el boxeo), penetrar asimismo en cotos vedados por la moral hegemónica (la prostitución) o recorrer la periferia en pos de formas de vida nómada o ambulantes como es el caso de su serie El circo», revela el comisario en un texto introductorio en el que presenta las diferentes etapas de su carrera y su ambición por apartarse de las visiones estereotipadas.

La vida y la muerte, la reclusión, el sexo como instrumento de supervivencia, la ceguera o el universo de la etnica kawésqar son algunos de los motivos de sus imágenes, que además de Chile miran a otros escenarios, como los museos París, Berlín o Nueva York, donde, ya a principios de este siglo, en la serie Exéresis, fotografía estatuas con el pene extirpado.

Sus mundos han sido muchos, nunca convencionales y todos están en Gijón para ser mirados. Hoy, además, está prevista una visita guiada gratuita a las 19.30 horas.