Secciones
Servicios
Destacamos
E. C.
Viernes, 30 de octubre 2015, 00:27
Fue un recorrido largo y pormenorizado por su vida y obra que comenzó por el principio, por un niño al que no le gustaba ni comer ni cocinar. Pero, cosas del destino y de la búsqueda de los porqués, se acabó convirtiendo en el mejor chef del mundo. Ferran Adrià se subió ayer a las tablas del Teatro Jovellanos como embajador de Telefónica para hablar de innovación, de creatividad y de tecnología y para presentar los proyectos que lidera desde El Bulli Foundation.
Mil doscientas personas entre ellos, la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, y los cocineros Pedro y Marcos Morán le escucharon después de que la directora de Telefónica en Asturias, Paula Beirán, le presentara a él y al compromiso mutuo que les tiene recorriendo el mundo. En esa gira Adrià habla de «la revolución sin dinero» que se hizo desde El Bulli, de cómo, a base de creatividad y profesionalidad, el restaurante fue escalando peldaños hasta convertirse en lo que fue. Sin querer ser ejemplo ni dar consejos, dejó más de una idea a futuros emprendedores: «Se puede ser competitivo sin ser un cabrón». Es más, se puede y se debe trabajar desde la honestidad, desde la unión y sin gurús. «Cada uno tiene que buscar su éxito y debe ser su propio gurú».
El camino de El Bulli terminó en 2011 cuando ya no podía llegar ni más alto ni más lejos. Con los fogones apagados, comenzó una nueva andadura que desde la fundación ha pasado por diferentes proyectos hasta llegar al actual, que no pretende sentar comensales a la mesa, sino presentar todo el trabajo que no se ve tras los fogones e investigar y saber más sobre la gastronomía. Puso Adrià un buen número de ejemplos de todo lo que se ignora o se confunde respecto a lo que se sirven en las mesas. En llenar esas lagunas y buscar respuestas están, y esa ruta las nuevas tecnologías son pieza sustancial. Porque todo se compartirá online, y porque incluso se ha creado Bullipedia.
El aprendizaje y la comprensión son la esencia del proyecto que lidera Adrià, que ayer miraba al futuro con un convencimiento: «La gran revolución es la educación online». Ya es un hecho que la red es un lugar de encuentro de saberes y sabores pero, en el futuro, asegura, ese efecto se multiplicará.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.