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Azahara Villacorta
Viernes, 26 de junio 2015, 01:44
Pasen y asústense: misterios cósmicos y arqueológicos, objetos imposibles, personajes de terror o los más increíbles animales mitológicos. Momias, sirenas, trepanados, vampiros, chamanes, monstruos y alienígenas. Todos reunidos. El tándem más fantasmal de la tele española, el formado por Íker Jiménez y Carmen Porter, se hizo ayer terrenal entre una legión de fans para inaugurar en el gijonés Palacio de Revillagigedo la espeluznante muestra 'Cuarto milenio', «la mayor exposición dedicada a los enigmas del mundo», con más de medio millar de piezas. Muchas, reproducciones salidas de las manos de un asturiano nacido en Luarca de madre maliaya y padre de Carbayín, Juan Villa, responsable del atrezzo del programa que ambos presentan y «la gran estrella de todo esto», dijo la pareja, que lo conoció cuando trabajaba para la Policía.
El artesano y los presentadores tampoco escatimaron elogios para el Revillagigedo, «un emplazamiento único y mágico en el que las piezas cobran alma» y el que en el que hasta el próximo 12 de julio se puede visitar una muestra que «va más allá de lo visible y que invita al espectador, a niños y mayores, a descubrir otras realidades, a aprender». Porque, según Jiménez, «el que vaya y no se pregunte muchas cosas tiene una piedra por corazón». Y porque «esto también es cultura, pero de la que, además, es atractiva».
«Espero que este viaje sea inolvidable», deseó a los futuros visitantes el periodista, que ha levantado todo un emporio que pivota sobre el mundo de lo desconocido y que recorrió el palacio junto a Porter para contar cómo empezó a aficionarse a los ovnis cuando era niño, con un libro que le cogió a su tío «durante unas fiebres», y cómo ha logrado cumplir su «sueño». Parándose en sus piezas preferidas y desvelando el esqueleto de la exposición, dividida en diez áreas temáticas que se completan con 'El Lobo, el espíritu sagrado', un homenaje a la Asturias ancestral, «una tierra muy especial, con pueblos perseguidos como los vaqueiros de alzada» y «una gran conexión con el lobo que hay que reivindicar».
De Bélmez (una sala donde se reproduce la cocina en la que aparecieron las famosas caras) a 'los visitantes' (dedicada a los encuentros en la tercera fase) pasando por 'la criptozona' (con zoología misteriosa), 'mundo insólito' (para los genios españoles olvidados «como la maestra gallega que, en los años 40, inventó el primer e-book», al que llamó la enciclopedia mecánica) o 'los clásicos' de ayer y de hoy (de Nosferatu al Yeti y al hombre elefante). La completan el 'área CSI' («un espacio para la investigación científica»), la denominada 'en busca de los dioses' (con los misterios de la Prehistoria española), 'chamán' (con los atuendos de brujos de los cinco continentes), 'el enigma de las momias' y 'la zona oscura', con «muñecos malditos, vampiros y fantasmas que han dado pánico a lo largo de los siglos».
Y, ya al caer la noche, el miedo se adueñó también de los asistentes a la charla que el dúo ofreció en la Laboral, con «experiencias muy fuertes» en las que no faltaron exorcismos, demonios y apariciones. Para poner los pelos de punta.
Pasen y asústense: misterios cósmicos y arqueológicos, objetos imposibles, personajes de terror o los más increíbles animales mitológicos. Momias, sirenas, trepanados, vampiros, chamanes, monstruos y alienígenas. Todos reunidos. El tándem más fantasmal de la tele española, el formado por Íker Jiménez y Carmen Porter, se hizo ayer terrenal entre una legión de fans para inaugurar en el gijonés Palacio de Revillagigedo la espeluznante muestra 'Cuarto milenio', «la mayor exposición dedicada a los enigmas del mundo», con más de medio millar de piezas. Muchas, reproducciones salidas de las manos de un asturiano nacido en Luarca de madre maliaya y padre de Carbayín, Juan Villa, responsable del atrezzo del programa que ambos presentan y «la gran estrella de todo esto», dijo la pareja, que lo conoció cuando trabajaba para la Policía.
El artesano y los presentadores tampoco escatimaron elogios para el Revillagigedo, «un emplazamiento único y mágico en el que las piezas cobran alma» y en el que hasta el próximo 12 de julio se puede visitar una muestra que «va más allá de lo visible y que invita al espectador, a niños y mayores, a descubrir otras realidades, a aprender». Porque, según Jiménez, «el que vaya y no se pregunte muchas cosas tiene una piedra por corazón». Y porque «esto también es cultura, pero de la que, además, es atractiva».
«Espero que este viaje sea inolvidable», deseó a los futuros visitantes el periodista, que ha levantado todo un emporio que pivota sobre el mundo de lo desconocido y que recorrió el palacio junto a Porter para contar cómo empezó a aficionarse a los ovnis cuando era niño, con un libro que le cogió a su tío «durante unas fiebres», y cómo ha logrado cumplir su «sueño». Parándose en sus piezas preferidas y desvelando el esqueleto de la exposición, dividida en diez áreas temáticas que se completan con 'El Lobo, el espíritu sagrado', un homenaje a la Asturias ancestral, «una tierra muy especial, con pueblos perseguidos como los vaqueiros de alzada» y «una gran conexión con el lobo que hay que reivindicar».
De Bélmez (una sala donde se reproduce la cocina en la que aparecieron las famosas caras) a 'los visitantes' (dedicada a los encuentros en la tercera fase) pasando por 'la criptozona' (con zoología misteriosa), 'mundo insólito' (para los genios españoles olvidados «como la maestra gallega que, en los años 40, inventó el primer e-book», al que llamó la enciclopedia mecánica) o 'los clásicos' de ayer y de hoy (de Nosferatu al Yeti y al hombre elefante). La completan el 'área CSI' («un espacio para la investigación científica»), la denominada 'en busca de los dioses' (con los misterios de la Prehistoria española), 'chamán' (con los atuendos de brujos de los cinco continentes), 'el enigma de las momias' y 'la zona oscura', con «muñecos malditos, vampiros y fantasmas que han dado pánico a lo largo de los siglos».
Y, ya al caer la noche, el miedo se adueñó también de los asistentes a la charla que el dúo ofreció en la Laboral, con «experiencias muy fuertes» en las que no faltaron exorcismos, demonios y apariciones. Para poner los pelos de punta.
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