«Soy blando en las emociones»

Dicen que es el único actor que madruga. Y eso parece. A muy primera hora de la mañana, cuando ha concertado la entrevista, Juan Echanove (Madrid, 1961) ya despliega una energía verbal incontenible. Quien hiciera de Franco en 'Madregilda' o de Quevedo en 'Alatriste', llega este fin de semana a Asturias con la obra teatral de Santiago Carlos Oves, 'Conversaciones con mamá', que dirige e interpreta al lado de la gran María Galiana. Será en el Teatro Palacio Valdés, el 1 de agosto (22.30 horas), y en el Jovellanos, 2 y 3 de agosto (20.30 y 19.30 horas, respectivamente). En el Campoamor ya han estado.

Usted iba para licenciado en Derecho y al final salió torcido, o sea, actor. ¿Cómo fue esa decisión?

No fue fácil decírselo a mis padres, que lo digirieron generosamente, porque siempre han tenido confianza en mí. Era el año 1980. Y no se comprendía bien que uno se dedicase exclusivamente al espectáculo. Yo ya había estado con un grupo de teatro aficionado, en el que me vió José María Morera, al que le debo mucho, y me llevó a la compañía nacional de iniciación teatral que dirigía. En paralelo, estudié en la ESAD (Escuela Superior de Arte Dramático).

-Pronto, le vino el éxito en el cine, con 'Tiempo de silencio'. Pero, ¿quizá fue el papel de Franco en 'Madregilda' un punto y aparte?

Fue un proyecto que estuvo a punto de suspenderse varias veces, que preparamos durante más de dos años. Entretanto, fui leyendo biografías de Franco, sumergiéndome en un papel muy arduo, para construir un personaje sólido. Tuvo compensación (entre otras muchas, el Goya al mejor actor) y pudo ser un punto de inflexión. Pero en este oficio prefiero mirar adelante.

En un momento dado, asume la responsabilidad de dirigir, con 'Visitando al señor Green'. ¿A qué obedeció el impulso?

Es una consecuencia natural de un actor curioso y con ganas de saber.

En esta ocasión, dirige e interpreta 'Conversaciones con mamá'. ¿Cuál fue el motivo para elegir esa obra?

Todo empezó cuando María Galiana fue a ver la representación de textos de Allan Poe que yo estaba haciendo en Barcelona. Volvimos juntos en tren para Madrid y nos pusimos de acuerdo durante el viaje. No buscamos una obra para dos, pero acabó saliendo así. Y elegido el personaje femenino, pensé que acaso el masculino aceptara interpretarlo Juan Echanove, dirigido por Juan Echanove (bromea).

¿Qué supone dirigir a María Galiana?

Compartimos algo esencial, el gusto por las cosas bien hechas, ajenas al petardeo, ser simplemente actores que van de plaza en plaza. En general, dirigir es tener un punto de vista, con la suficiente claridad para responder a las múltiples preguntas que te va a hacer el equipo. A veces, al actor hay que felicitarle y darle una palmada en la espalda, y otras meterle el miedo en el cuerpo para que saque de sí lo mejor.

Ha criticado a los actores «para la galería». ¿Nos lo explica?

Antes de salir a escena, María y yo nos decimos que hemos de mirarnos a los ojos... Por supuesto, el público es a quien nos dirigimos; pero ha de condicionarnos lo justo. El respeto por el público es creer en lo que haces, que se transmita y les apriete el corazón.

Ha definido 'Conversaciones con mamá' como una comedia romántica. No obstante, también se habla de la crisis...

La crisis no es el asunto central. Para eso, hubiéramos optado por otras obras de mayor contenido en la denuncia social. Es una reflexión sobre valores, y también acerca del modo en el que usamos a nuestros mayores, a los que les negamos capacidades para la fantasía o el amor y sus propios anhelos, pretendiendo ponerlos a nuestro servicio.

Le hemos visto emocionarse ante la ovación que se le tributó en el Campoamor recientemente. ¿Conserva la inocencia?

Que el teatro esté lleno de gente es emocionante, no porque lo llenemos nosotros, sino porque hay obras que lo consiguen. Pero, sí, soy muy blando para las emociones.