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Guillermo Bello, Jesús Manuel Martínez, Pelayo Rico y Cristina Pulgar, en la cubierta del buque-escuela.
«¡Esto no es un velerín!»

«¡Esto no es un velerín!»

El 'Creoula' inicia hoy su expedición flanqueado por 20 grandes veleros

LUIS ENRIQUE GONZÁLEZ

Jueves, 14 de junio 2018, 16:40

Con 84,6 metros de eslora y de blanco imperial, el 'Statsraad Lehmkuhl', velero de tres mástiles que los alemanes botaron en 1914, disputaba ayer la admiración que en otras circunstancias correspondería al 'Creoula', el buque-escuela de la Universidad de Oviedo. Ambos dormían anoche amarrados al muelle de trasatlánticos de La Coruña, en singular compañía. Estaba el bricbarca Simón Bolivar, venido de Venezuela, y el muy británico Lord Nelson, con su planta que parece sacada de la película 'Master and Commander'. La lista de grandes veleros reunidos en la Tall Ship alcanza la veintena, y todos cumplirán hoy una misión: desfilar frente a la ciudad junto al 'Creoula', escoltando así el bautismo de mar de su tripulación de grumetes.

Hay entre ellos tres asturianos que debutan en un navío de estas características. Jesús Manuel Martínez y Pelayo Rico tienen 20 años y estudian Biología. Han navegado antes, pero «¡esto es un buque-escuela, no un velerín!», recalca Jesús. Ambos se han enrolado con hambre de aventura y para Pelayo, también, por estrechar su relación con el Cantábrico. Vive en Salinas, lleva desde pequeño junto al mar, pero aspira a que la travesía «todavía haga más fuerte esta unión, y que me enganche para volver otra vez».

De eso sabe, y mucho, Cristina Pulgar, estudiante de Geología, de Oviedo, y que a sus 24 años suma ya dos travesías en el 'Creoula': «Estoy enganchadísima, es mi tercera vez y me sigue impresionando como la primera». Si ella es la veterana el más inexperto es Guillermo Bello, 22 años y de Las Vegas (Corvera). Estudia Ingeniería Náutica y Transporte Marino, es su primera navegación y «una toma de contacto para ver si no me equivoqué de carrera», ironiza.

El encuentro con el lugre es especial. A Guillermo le parece que conserva el encanto de lo viejo, y Jesús, con más entusiasmo que realismo, encuentra «acogedor» el camarote. Los camastros originales, los de 1937, eran aun más estrechos, y en ellos dormían apiñados durante meses los pescadores que se batían con las aguas de Terranova para arrancarles el bacalao. Desde 1987 el 'Creoula' revive como buque-escuela operado por la Armada lusa. Aprovechándolo, la Universidad de Oviedo ofrece desde hace doce años a sus mejores alumnos unirse a los de Vigo, Coruña, Coimbra, Oporto, Lisboa y Algarve y vivir una aventura que les confía la vigilancia, despliegue de velas, y cualquier función que desarrollen los profesionales del Ejército portugués; a ellos, a los marinos lusos, se pegarán para hacerles 'sombra' y aprender sus artes, además de asistir a cursos y charlas que van desde la geografía a la medicina, pasando por la historia o el periodismo.

Desde La Coruña partirá al medio día hacia Bilbao, para luego hacer escala en Santander y Avilés, donde termina el curso dedicado al Cantábrico. Una semana que los 'instruendos' (grumetes) afrontan como «una aventura, habituarme a las rutinas, actividades... tenía que llenar el verano con algo», explica Guillermo desde la cubierta. Para Jesús Manuel era una «ocasión que no quería desaprovechar». El 'Creoula' ofrece la oportunidad de descubrir horizontes y gentes, ya que su tripulación se compone de marinos lusos, profesores y estudiantes de toda la península, lo que irremediablemente acabará instaurando el 'portuñol', lengua oficiosa a bordo. Una vez soltadas las amarras, hasta el idioma cambiará.

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