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Nuno Pinto se encarga cada noche de amasar y hornear el pan del navío.
Ellos también son el alma del ‘Creoula’

Ellos también son el alma del ‘Creoula’

Nuno Pinto y António Silva se encargan de la parte culinaria a bordo del buque escuela

Ana Correia Costa

Jueves, 13 de agosto 2015, 05:03

Dicen los militares que navegan en el Creoula que este velero de instrucción marítima tiene un alma, un espíritu. Y, en estos días en el que el bacaladero portugués navega en las aguas del Atlántico el día 7 llegó a Porto Santo-, esa alma podría ser la que le prestan las 90 personas que hasta el día 14 siguen a bordo con el pretexto de la décima edición de la Universidad Itinerante del Mar (proyecto de las universidades de Oporto y Oviedo y de la Escuela Naval que está promoviendo un curso de mar desde el día 2, en una campaña que está siguiendo el Jornal de Noticias).

Parte de esa alma son los militares de la Armada portuguesa Nuno Pinto y António Silva, panadero y jefe de cocina del navío, respectivamente. Sin ellos, el espíritu del Creoula que también hace guardia nocturna por el choripán y vive vanidoso con menús elogiados por la realeza- no sería lo mismo.

Pinto hace el famoso pan con chorizo

El dulce aroma de pan con chorizo que al final de cada noche sale de la cocina del Creoula no engaña: es Nuno Pinto o Pinto, como se le conoce a bordo- quien está allí, preparando el pan con chorizo reservado para consolar los estómagos de quienes entran y salen de guardia sean militares o grumetes- al batir de las doce campanadas.

Es así desde abril del 2011, cuando este marinero TFP (Técnico Formado en Panificación) pasó a integrar la tripulación del Creoula, y así es en el recuerdo de todos.

Cuando llegué aquí, el comandante me dijo que en este navío es tradición hacer el pan con chorizo todos los días, algo que no es costumbre en otros, recuerda este militar de 31 años, natural de Vila Real. Esto es un gesto de cariño que se da al personal de la tripulación, dice Pinto, que se las arregló para dar forma al choripán y nunca más dejó de hacerlos. Todos los días a media noche pone sus manos al servicio de un ritual que sólo los temporales son capaces de quebrar, y antes de una hora ya se va juntando la gente en la puerta de la cocina para preguntar si el pan está listo. La gente adora el pan con chorizo, cuenta orgulloso el panadero del Creoula.

Por la noche hace ocho, que vuelan pronto. Deberían tomar tres rebanadas por persona, pero algunos comen 10. Piden siempre más y creo que aunque hiciera 50 [panes] no llegaría, bromea Pinto, quien ingresó en la marina a los 19 años. Además de fabricar el pan que se come en el Creoula, el militar hace también dulces (que se sirven tradicionalmente los domingos y jueves), como las tortas de miel, de las que el señor comandante gusta mucho. Entre sus especialidades se cuentan la tarta sericaia (una especialidad propia del país), la de requesón y el pastel de queso, dice.

Hasta un Rey elogió la comida del jefe Silva

El cabo Antonio Silva llegó al Creoula hace medio año, pero ya suma innumerables elogios a los menús que cada día engendra en la pequeña cocina del bacaladero. Y fue un plato de filete Strogonoff de pavo con salsa de mango, precedido por un entrante de cóctel de camarones todo confeccionado en el velero- el que también le valiera una sentida alabanza del Rey de Suecia, según supo el Jornal de Noticias.

¿El secreto de tanto éxito? El jefe Silva sonríe. Tiene la respuesta en la punta de la lengua: Es hacer lo que nos apasiona y el espíritu de equipo. Me gusta lo que hago y el uniforme que llevo, confiesa este cabo TFH (Técnico Formado en Hotelería), de 37 años.

Tiene los ojos del color del mar, de un azul que parece volverse más intenso cuando nos cuenta que el reconocimiento al trabajo diario recompensa su esfuerzo diario y le anima a adquirir nuevos conocimientos en el área culinaria. Tras el curso de la Armada, procuraré actualizarme. La gente come mejor cuando buscamos nuevos sabores, olores y mezclas de alimentos. Y eso es por gusto personal, dice el militar, que comparte la cocina con otros dos marineros.

A bordo la alimentación es muy importante. Cada tres horas el personal está reclamándola. Deben estar siempre bien alimentados porque si se come mal se está luego indispuesto, explica el militar, que realza la importancia de poner comida variada en los platos. Con grumetes vegetarianos a bordo el desafío es todavía mayor. Hemos hecho ensaladas y pizzas vegetarianas, y han sido elogiadas, destaca.

Pero el elogio más importante viene siempre del comandante del Creoula, el capitán de fragata Cruz Martins. Cuando llega de él, es la guinda del pastel, confiesa el cabo Silva, que entró en la Armada en 1997 y también desempeña la función de socorrista.

Publicado originalmente en Jornal de Noticias, el 7 de agosto

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